TÉRMINOS DE LA NUEVA FP PARA ALUMNOS (Y EMPRESAS)

viernes, 13 de septiembre de 2024

La implantación de la nueva Formación Profesional en las aulas no supone, de cara al alumnado, demasiados cambios en el día a día de las clases. Sin embargo, una programación donde ahora centramos los famosos resultados de aprendizaje (RA) y sus respectivos criterios de evaluación (CE) en función de aquellas tareas que vayan a desempeñar en la empresa, debiera al menos dirigir nuestra docencia hacia aquellos aspectos que probablemente no trabajaran en estas empresas u organismo equiparados. 

 

La realidad siempre es tozuda, y así como es difícil (casi materialmente imposible) personalizar los itinerarios formativos de cada estudiante; no cabe duda que nuestros esfuerzos debieran dirigirse en trabajar las competencias del alumnado junto a la empresa de modo que pasemos a un modelo de mayor corresponsabilidad en la formación y no ser vistos sólo como una mera bolsa de empleo.

 

Por todo ello, vale la pena hacer un esfuerzo de comunicación tanto con los alumnos como con las empresas en relación a lo que supone la dualización de la FP. Recordar y refrescar términos que ya estaban con la anterior normativa; pero que con la nueva ley, ahora, se nos conmina a transitar hacia un sistema que hace hincapié en una formación más cercana a su entorno laboral, en busca de unas competencias básicas y transversales necesarias en cualquier sector productivo o de servicios, y con un tipo de evaluación donde prime el proceso frente a unas pruebas finales. 

 

Trasladar estos "nuevos" términos al alumnado, y el espíritu de la nueva ley de Formación Profesional, es un ejercicio necesario para entender hacia donde debemos dirigirnos. Sin dejar de demandar la ayuda y la visión de aquellos expertos que conocen la realidad del sistema educativo y las necesidades de las empresas; así como tienen la mirada y el pragmatismo necesario para articular los cambios que necesitamos en la FP en todos y cada uno de los centros educativos, su alumnado, el profesorado y sus equipos directivos. Hacer pedagogía de la normativa es imprescindible. 

 

 



EL NUEVO MÓDULO DEL PROYECTO INTERMODULAR

sábado, 31 de agosto de 2024

 


Este curso 2024-2025 comienza a implantarse de manera obligatoria el nuevo sistema de Formación Profesional. Entre uno de los cambios y novedades que se producen en la FP está la introducción de nuevos módulos. Este el caso del módulo troncal "Proyecto intermodular" tanto en los ciclos formativos de grado básico, medio y superior. Un módulo sobre el que existen muchas dudas ante la falta de concreción o (in)formación al respecto. Veamos qué implica este módulo para todos aquellos a los que les corresponda su docencia, sujeta también a las variaciones o enfoque que cada comunidad autónoma ha efectuado. 

 

Si nos atenemos a lo que marca la Ley Orgánica 3/2022 de ordenación e integración de la Formación Profesional, en su artículo 41 señala:

 

El proyecto intermodular tendrá carácter integrador de los conocimientos incorporados en los módulos profesionales que configuran el ciclo formativo, con especial atención a los elementos de búsqueda de información, innovación, investigación aplicada y emprendimiento, vinculados a los resultados de aprendizaje de aquél. Existirá un seguimiento y tutorización individual y colectiva del proyecto, que se desarrollará de forma simultánea al resto de los módulos profesionales a lo largo de la duración del ciclo formativo.

 

Si desgranamos este párrafo, debiéramos centrar la programación de este módulo en cuatro aspectos clave relacionados con los resultados de aprendizaje (RA) de cada ciclo:

 

  1. La búsqueda de información
  2. La innovación
  3. La investigación aplicada
  4. El emprendimiento

 

Es decir, desde este módulo, tenemos la oportunidad de capacitar a nuestros estudiantes en todas aquellas competencias que pueden necesitar profesionalmente a la hora de investigar o innovar con criterio, ya sea como empleado o como trabajador por cuenta propia. Estamos hablando de un módulo que debiera tener una carga horaria de al menos una hora semanal en cada curso de los ciclos, a pesar de que no todas las comunidades autónomas lo hayan contemplado así, que pueden ser aumentadas:

 

En el caso de los ciclos formativos de grado medio y superior, el proyecto intermodular podrá tener carácter anual o bienal, con una duración mínima de 25 horas en cada curso y deberá defenderse ante el equipo docente, al que, en su caso, podrá incorporarse el tutor o tutora de empresa.

 

En el anterior párrafo se señala la opción de configurar anual o bianualmente la duración de este proyecto, así como exige su defensa ante el equipo docente (se entiende que de su curso y ciclo). Intuyo que este módulo es una incorporación del trabajo que lleva haciéndose desde hace años en el País Vasco, donde la incorporación de proyectos y retos (modelo Ethazi) ha llegado a plantear los ciclos formativos desde un trabajo íntegramente a través de retos intermodulares y considerando tanto las competencias técnicas y transversales como las necesidades especificas de su entorno. Por ello, tal vez la inclusión de este otro párrafo en el artículo 41:

 

No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, todo el currículo podrá organizarse en proyectos intermodulares, a través de diferentes metodologías, por decisión del equipo docente, respetando siempre todos los resultados de aprendizaje incluidos en el ciclo formativo.

 

Por ello, plantearse qué podemos hacer con una, dos o tres horas a la semana, a nivel intermodular, requiere un trabajo coordinado que no puede hacerse únicamente desde el profesor/a responsable del módulo. Se entiende que debe haber una programación previa donde al menos se diseñe un reto anual incorporando los distintos RA del resto de módulos y contemplando una presentación de los resultados finales del proyecto/s llevados a cabo ya sea al final de cada curso o solo al final del ciclo. 

 

Todo esto conlleva un conocimiento de las distintas metodologías activas basadas en el aprendizaje colaborativo mediante equipos de trabajo, haciendo uso de nuevas herramientas de evaluación e investigando sobre las necesidades que nuestro entorno productivo puede precisar. Para esto último, además del banco de retos que ofrecen desde la página de Tknika o en esta web personal con recursos sobre ABP en FP, podemos hacer uso de la inteligencia artificial para una primera lluvia de ideas a través de prompts con la ayuda de algún GPT como los de Juan José Haro

 

En cualquier caso y pese a las discrepancias que pueda haber entre comunidades autónomas o centros educativos a la hora de enfocar este módulo, entiendo que el propósito principal es favorecer el trabajo en equipo del profesorado de un modo formal. Probablemente esto no supondrá problema alguno en aquellos claustros habituados a este tipo de proyectos o retos; ahora, pese a las discrepancias habituales o la distinta implicación del profesorado, queda regulada su idoneidad a través de un módulo específico donde todos debemos colaborar de uno u otro modo: aportando criterios de evaluación para desarrollar los RA convenidos, evaluando los proyectos y al alumnado, proponiendo nuevos retos, etc. 

 

Respecto a la evaluación de este módulo, a diferencia del Proyecto Fin de Ciclo existente en los ciclos de grado superior, en principio (según cada comunidad autónoma) se hará una evaluación final de los proyectos al finalizar el segundo curso teniendo en cuenta la calificación del primer curso. Podemos tener en cuenta tanto la defensa realizada ante el equipo docente como los distintos instrumentos de evaluación que considere cada departamento. Otra buena oportunidad para seguir desarrollando la evaluación formativa.

 

Volviendo a los cuatro aspectos clave que considero útiles para ser trabajado a través del modulo del proyecto intermodular, además de los proyectos o retos colaborativos que se programen durante cada curso, propongo los siguientes contenidos y sus respectivos objetivos de aprendizaje que podemos trabajar en el aula (explicaciones, tareas, actividades, lecturas, etc.) durante el horario contemplado para los proyectos (al menos durante las primeras semanas del curso):


  • Ética académica y profesional. Enseñar a los estudiantes los principios éticos fundamentales que deben guiar la investigación, como la honestidad en la recopilación y presentación de datos, la transparencia y la objetividad. Educar sobre la importancia de respetar la propiedad intelectual y las normativas relacionadas con las citas bibliográficas, patentes, derechos de autor y licencias.
  • Fuentes de información. Fomentar habilidades de pensamiento crítico para evaluar fuentes de información, metodologías de investigación y resultados, asegurando que los alumnos puedan distinguir entre fuentes fiables y no fiables. Aprender a hacer búsquedas eficaces y apropiadas con ayuda de buscadores en Internet, fuentes bibliográficas, inteligencia artificial, etc.
  • Trabajo colaborativo en la nube. Aprender a manejar de manera avanzada las distintas herramientas y opciones que ofrecen las aplicaciones que permiten el trabajo colaborativo en la nube (Google Workspace, Office 365, iCloud, etc.) Gestionar las carpetas y archivos personales o compartidos de un modo eficiente y seguro. 
  • Comunicación oral. Mejorar la claridad, fluidez y coherencia en la expresión oral, asegurando que los estudiantes puedan comunicar sus ideas de manera efectiva. Ayudar a los estudiantes a ganar confianza al hablar frente a grupos, reduciendo el miedo escénico y mejorando la presencia escénica. Enseñar la importancia del lenguaje corporal y cómo usarlo para reforzar el mensaje verbal, manteniendo contacto visual y usando gestos apropiados.
  • Creatividad. Estimular la capacidad de generar múltiples ideas y soluciones para un problema, promoviendo la exploración de diversas perspectivas. Enseñar técnicas de resolución de problemas que integren el pensamiento creativo, como el brainstorming o el pensamiento lateral. Desarrollar habilidades para colaborar creativamente con otros, aprovechando la diversidad de ideas y enfoques dentro de un grupo.

 

Crear materiales con estos u otros objetivos (a concretar por los equipos de profesorado) y compartirlos públicamente sería una magnífica oportunidad para desarrollar un módulo que va a requerir de mucha reflexión, consenso y creatividad docente. Además de una necesaria formación y cierto cambio en la mentalidad de trabajo. ¡Ánimo con la tarea!


Foto de Markus Winkler en Unsplash

LECCIONES DE LA IA GENERATIVA PARA UN NUEVO CURSO

jueves, 29 de agosto de 2024

 


 

Después de un siempre corto verano donde seguro que la Inteligencia Artificial (IA) no ha sido la preocupación principal de los docentes parece que va siendo hora de afrontar un nuevo curso donde, además de la movida que va a suponer la implantación de la nueva FP, vamos también a lidiar con esa IA generativa que sigue acaparando titulares tras una sensacionalista irrupción en el mercado educativo. La emoción que nos causa la tecnolofilia, a pesar de las fobias que ahora abundan, nos convierte en presa fácil de la irrupción bien estudiada de los algoritmos en la escena formativa. Ya nos hemos hartado de hablar de ética (para luego no hacer gran cosa en la práctica); y los más longevos del lugar sabemos de la licuidad de las herramientas digitales en la escuela. Nos hemos equivocado demasiadas veces. Y, a la hora de la verdad, ¿para qué necesitamos la IA generativa en el aula?, ¿qué aporta al aprendizaje?, ¿es fiable realmente para un profesional?, o ¿qué hacemos ante un mal uso?


Tras unos últimos meses donde muchos nos hemos formado en el uso de herramientas de IA generativa, todavía seguimos alucinando ante vídeos, imágenes o audios generados de un modo cada vez más real y en menor tiempo, a la par que hemos pretendido desentrañar las virtudes de este tipo de IA o al menos conocer las amenazas que presenta su uso. Y, salvo su uso crítico por parte de ciertos profesionales expertos en tecnología o programación, me atrevo a afirmar que la mayor parte del profesorado ha caído en un manejo frívolo y/o poco crítico de las herramientas de la IA generativa. ¿Qué ganamos generando imágenes de un modo instantáneo o copiando textos convincentes sin tener en cuenta las fuentes y sin una reflexión previa? ¿Tanto importa la fachada si no hay buenos cimientos o si no amueblamos las cabezas previamente?


Ahora tocaría mentar esa manida frase: "la IA es inevitable y no podemos frenar su progreso"; una de una de las muchas excusas (geniales las recopiladas por Albert Sabater) que ponemos para utilizar sin mesura cualquier tecnología en el aula. Para que no me acuse nadie de tecnófobo os recomiendo la herramienta traductora de Google con la que podemos traducir con ayuda de la IA el texto de la imagen anterior al español (solo hace falta descargar la imagen original y luego subirla desde "Explorar archivos"). No lo hace nada mal pese a la interpretación que se pierde con frecuencia. Interesante este artículo para saber cómo funcionan estos modelos lingüísticos (LLM). 


Volviendo a las preguntas que hacíamos sobre el uso educativo de la IA generativa, y a pesar de los pocos meses que llevamos utilizándola a nivel docente, ya comienzan a publicarse estudios que cuestionan su impacto en el aprendizaje ("Generative AI Can Harm Learning") o para qué debiéramos emplearla de un modo educativo. Hacernos las preguntas correctas antes de hacer uso de la IA con los estudiantes o en el diseño de situaciones de aprendizaje debiera ser un paso previo obligado: ¿En qué mejora el aprendizaje? ¿En qué medida supera el desempeño de las actividades profesionales o la productividad (calidad, cantidad, eficiencia) de nuestro sector productivo (familia profesional)? ¿Nos ayuda esta tecnología a perfeccionar las tareas que un estudiante o profesional pueden efectuar sin su implementación?

 

Si solo buscamos mayor velocidad en la obtención de resultados estaremos errando el tiro. Bien sabemos que el aprendizaje implica tiempo, además de la comprensión de conocimiento que deseamos adquirir o transmitir. Hacer programaciones en un santiamén, dar retroalimentación automática a un alumno, diseñar diapositivas vistosas de presentaciones o producir un vídeo llamativo mediante una simple frase, no son los mejores ejemplos de las posibilidades que nos ofrece la IA generativa. Por no mencionar la elevada probabilidad de plagio y la dudosa calidad de los contenidos generados. Es vital recalcar que los datos que entrenan a los LLM (tipo ChatGPT) incluyen inexactitudes y producen resultados falsos; que esta tecnología funciona mediante patrones y que no razona pese a la supuesta plausibilidad de sus productos (leer The Educational Hazards of Generative AI). Ser congruentes con lo que luego predicamos también significa educar. ¿Son solo los alumnos los que van en busca de lo fácil aún a pesar de las posibles deficiencias resultantes?

 

Al nivel docente, además de ser admisible no optar por la IA en la materia que impartimos, nos deberíamos plantear si la tecnología nos puede ayudar en nuestros objetivos y no tratar de encajar con calzador cada nueva herramienta dentro de nuestras programaciones. Por ejemplo, si existen imágenes libres que muestran algún proceso que nos interesa explicar, ¿para qué queremos generarlas perdiendo el tiempo con los prompts? O, si tengo lecturas técnicas fiables, ¿para qué arriesgarme con información dudosa generada con la IA? Si solo buscamos entretenimiento son una buena opción; pero hacer un uso avanzado donde el estudiante coteje resultados y amplíe su comprensión va mucho más allá de los cientos de aplicaciones y usos recomendados bajo versiones limitadas gratuitas o premium.


Evidentemente, como ya hemos experimentado el pasado curso, por mucho que pregonemos para evitar el abuso o el plagio de los materiales generados por IA, bien sabemos que no podemos poner puertas a este prado infinito. Podemos intuir plagios, sin certezas absolutas, y nos colarán tareas llevadas a cabo total o parcialmente por la herramienta de IA de turno. Los estudiantes también acabarán perfeccionando su uso como copistas de IA profesionales. Nos deberíamos plantear desde la escuela, aprovechando la estela de la evaluación formativa, que no es necesario calificar infinidad de tareas sujetas a un fácil plagio; sería más útil, en términos de aprendizaje, poner el acento en los procesos y lo que van a aprender con su realización. Suena bien, aunque supone un cambio relevante en nuestra tradicional procedimiento evaluador. Además, podemos aprovechar la coyuntura para aplicar la practica espaciada, intercalada y la autoevaluación. Pero ojo con evaluar con IA...

 

 

En cualquier caso, podemos diseñar tareas o actividades para adquirir competencias (pensamiento crítico, comprensión lectora, expresión oral, autonomía, habilidades sociales, etc.) que la IA difícilmente facilita. En un mundo futuro donde todavía no sabemos el alcance de la IA, seguimos teniendo la obligación de trabajar la lectura comprensiva de textos (sin caer en los simples resúmenes generados). También es factible usar la IA como herramienta explicativa de conceptos y procedimientos que luego podamos cotejar con materiales veraces; ya que no es sensato utilizarla como un consultor infalible. Al igual que, como antes comentábamos, sería interesante incidir en el aula en aquellas habilidades humanas que difícilmente serán sustituidas por la IA en un entorno profesional (solución de conflictos, empatía, ética, creatividad, etc.) y que son fundamentales para nuestros perfiles.

 

A pesar de todos los riesgos que implica el uso de herramientas de IA generativa tenemos la responsabilidad de conocer su funcionamiento e implicaciones en la enseñanza; debemos aprender de otras experiencias y aplicaciones en el aula de un modo crítico ("La nueva realidad de la educación ante los avances de la inteligencia artificial generativa") sabiendo que la IA generativa requiere de un conocimiento previo y no es una fuente fiable (fundamental la siguiente infografía sobre el uso responsable del ChatGPT del OEIAC) aunque siempre suene muy convincente. Debemos insistir en ello. A nivel profesional nuestros estudiantes seguro acabarán interactuando, de un modo u otro, con algún tipo de IA. También es necesario considerar los riesgos de contravenir la legislación europea sobre IA cuando hacemos uso en la empresa o profesionalmente.

 

OIEAC USO RESPONSABLE DE CHATGPT

 

Seguro que muchos colegas docentes de FP ya están trabajando con aplicaciones de la IA a su campo profesional. Mejorar la calidad de ciertos procesos a través de estas nuevas tecnologías, aún con el riesgo de este tipo de innovaciones, es una tarea delicada que va a requerir mucha experimentación previa. Crear comunidades de aprendizajes dentro de cada familia profesional puede ser una buena idea para desechar y seleccionar aquellas buenas prácticas que redundan tanto en el aprendizaje como en la formación técnica del alumnado. El marketing, la sanidad, el turismo, la hostelería, el diseño, la impresión, la informática, la agricultura, la gestión administrativa, etc. van a necesitar técnicos críticos y competentes con estas tecnologías (tan solo hace falta ver las posibilidades que ofrece Google con Gemini o Microsoft con Copilot. Si nos hemos embarcado en la IA para copiar y pegar sin cordura no hace falta subirse a esta nave. Al menos hasta que se vuelva autorreflexiva... 😅


Foto de George Liapis en Unsplash

QUE VIENE LA NUEVA FP

viernes, 2 de agosto de 2024

 


En estas fechas aún quedan lejos los cambios que se avecinan con el nuevo sistema de FP que arrancará sin prórroga alguna el próximo mes de septiembre. El ambiente que se respira, más que de inquietud, parece de narcolepsia, y esperando que venga lo que sea esté por llegar. ¿Para qué sufrir de antemano? No sé si estamos ante la calma antes de la tormenta o será la tormenta que viene la que precederá a una anhelada calma. 

 

Entiendo que es imposible haber hecho los deberes en cuanto a las nuevas programaciones, los cambios en las cargas horarias, la introducción de nuevos módulos y, sobre todo, coordinar internamente cada ciclo formativo con el sentido que la nueva FP pretende dar a las titulaciones. En teoría, deberíamos centrarnos en actualizar competencias y seleccionar resultados de aprendizaje; y de paso, colaborar con las empresas en ese proceso de dualización desapacible que nos espera. ¿Quién lo tiene todo resuelto? Me temo que no quedará otra que transitar al menos estos dos próximos cursos entre inseguridades y errores. Esperemos que la administración sea algo más ágil y visionaria de lo que hasta ahora ha demostrado. No sé si será mucho pedir. 

 

Algunos habrán hecho parte de sus deberes antes del verano; tal vez como una obligación y trámite pero con escaso convencimiento sobre los cambios que vienen. Como es habitual, la falta de comunicación también entorpece el sentido de unos cambios que en algún momento teníamos que asumir. No ya por salir de la dichosa zona de confort, sino para que la Formación Profesional avance en una mercado laboral competitivo y en una oferta educativa donde se están comenzando a quebrar los antiguos paradigmas por distintas razones: oferta privada creciente, titulaciones universitarias de todo tipo, proliferación de másteres, variedad de certificaciones, nuevos perfiles de alumnos, etc. 

 

Otros tantos, quizás, están todavía hojeando manuales o recomponiendo materiales ante la que parece va a caer. Sabedores todos de que el tren ya nos ha pillado y que, aunque dejemos la sombrilla en casa, el mes de septiembre vendrá seguro con borrasca independientemente del cambio climático. Lo que es seguro es la necesidad de afrontar todos estos cambios y trastornos con la mayor entereza posible y pensando siempre en continuar dando la mejor formación a nuestro alumnado. Es preciso, pese a la falta habitual de recursos, no caer en transformaciones cosméticas que nada aportan y solo buscan contentar a una mayoría. Seguramente, es ahora el momento, pese a que no lleguemos a todo, de replantear programaciones y métodos, aunque sea imposible alcanzar todo el temario o actualizar los contenidos y competencias. A todo no llegamos. Y la IA no tiene la respuesta en esta ocasión.

 

Al menos, el tiempo que nos queda de vacaciones, no lo llenemos de desesperanza, agobio o un estrés anticipado. Es fácil decirlo y escribirlo. Y, a sabiendas de que cada uno tenemos distintas situaciones personales, motivos por los que nos dedicamos a la enseñanza o personalidades diversas, todos sospechamos de la incertidumbre. Seguro que la experiencia acumulada, la colaboración de los compañeros y la intensidad (de todo tipo) que nos dan los alumnos, nos hacen sobrellevar un chaparrón que acabará pasando.


Pasad buen verano.


Foto de Matt Hardy en Unsplash

LA FP QUE VACILA

miércoles, 26 de junio de 2024


 

El nuevo sistema de Formación Profesional es muy ambicioso. Tanto es así que, sin unos recursos y una organización académica suficientes, pueden resultar estériles los esfuerzos en su puesta en marcha. Nos podemos llenar la boca con la digitalización o el emprendimiento, o con esa necesaria evaluación formativa a través también de un trabajo intermodular mediante retos y proyectos. Pero, sin los materiales y la formación adecuada, me temo que el viaje hacia el cambio puede ser fugaz. 

 

No tiene sentido que hayan todavía centros de FP sin una conectividad a Internet suficiente, o que sean escasos los dispositivos utilizables por los alumnos, o que no se contemple una formación pedagógica dirigida a todo el profesorado con el fin de incorporar mejoras en la enseñanza. Me temo igualmente que, se trabaja de forma demasiado aislada, tanto a nivel de centro como junto a otros centros educativos; se ha avanzado al respecto pero sigo detectando un trabajo solitario donde cada uno termina haciendo lo que mejor sabe o puede. Luego vemos publicadas buenas prácticas o premios educativos que debieran ser inspiradores para otros docentes; pero sospecho también que son estrellas fugaces de un espacio inmenso. A pesar del enorme trabajo y el voluntarismo del cuerpo docente en progresar de algún modo. Un cuerpo que no quiere perder la motivación pero que solo encuentra baches en la desinformación o el desconocimiento que surgen con tantos cambios.  


Que si ahora hay que programar de un modo, que si la ley dice una cosa o la contraria, que si ahora necesitamos este u otro certificado académico, que si las competencias o los contenidos, evaluar como siempre o como nunca, que si la IA o manuscribir, etc. Parece que nos tiramos piedras contra nuestro propio tejado mientras sobrevienen los cambios. Unos cuantos leemos la nueva normativa impacientemente, mientras que otros (creo que la mayoría) solo esperan verla venir como esa invitada inoportuna a la que recibimos por cortesía. Ya se acabará marchando, piensan algunos. Yo, a lo mío. 


Con imaginación y buen criterio se puede avanzar mucho, pero luego, en el aula, sin esos recursos antes mencionados (técnicos, organizativos y pedagógicos) terminamos buscando la opción más práctica o ese cómodo espacio donde nadie pueda interpelarme por mi trabajo. A estas alturas del curso, con las vacaciones casi en ciernes, solo nos queda cerrar los ojos como si anduviéramos subidos a una montaña rusa sobre la que buscamos no marearnos. Ya llegará el vagón. Aunque sea vacilando. Cerraremos los libros, plegaremos las nubes y las reuniones engrosarán nuestra desmemoria. Pasará el verano y, de nuevo, casi todo dependerá de esa actitud, aspiraciones y esfuerzo (sobre los que tanto sermoneamos al alumnado) de cada uno de nosotros. Con suerte, la red wifi habrá mejorado o nuestra aula tendrá dispositivos renovados; mientras, los nuevos estudiantes, no tendrán ni idea de leyes actuales o del incordio que nos provoca una deficiente aplicación de la ley. 


Foto de Elle Edwards en Unsplash

EVALUACIÓN FORMATIVA Y... JUSTA

sábado, 22 de junio de 2024

 

evaluación formativa y justa

¿Los alumnos aprenden a pesar nuestro? Entiendo que sí. Lo que no quita importancia a la labor del profesorado a la hora de estimular el aprendizaje o facilitar la comprensión de la materia abordada. Luego viene nuestra tarea evaluadora donde, supuestamente, con los instrumentos de evaluación seleccionados nos centraremos en medir de un modo objetivo el aprendizaje alentando el progreso personal del estudiante. La confusión viene cuando centramos nuestros esfuerzos en el cálculo de esa calificación final que conlleva una evaluación sumativa al uso y nos dejamos en el camino esa competencia de ser curioso y buscar el aprendizaje a lo largo de la vida. Quizás sea esta última la competencia clave en el desarrollo personal y profesional de cualquier alumno. 


Los imponderables que brotan como setas a lo largo de un curso son numerosos. Y, el propósito de objetividad y aliento antes aludidos, no siempre encuentra su horma en la práctica docente. Podemos programar e incluir decenas de instrumentos evaluadores, o diseñar extensas interminables hojas de cálculo, pero, de nuevo, todo ello no garantiza el aprendizaje de los estudiantes. Incluso, a menudo, obstaculizan nuestra práctica docente con innumerables cálculos de escasa utilidad y nula trascendencia en el comportamiento del estudiante. Ese desglose pormenorizado de criterios de evaluación, con decenas de subapartados y porcentajes, poco significan para un alumno que, al fin y al cabo, suele acabar fijándose únicamente en su calificación final. La fuerza de la costumbre de nuestro sistema escolar. ¿La alternativa? Diseñar menor numero de actividades de aprendizaje pero con una mayor profundidad y ofreciendo siempre la oportunidad de revisión y reentrega por parte del alumnado. Hablamos de la famosa y discreta evaluación formativa que sigue lidiando en las aulas para hacerse un hueco en ellas: checklists, rúbricas, revisiones entre pares, buenas preguntas en clase, feedback efectivo, etc. 

 

Luego, en cada etapa educativa, la evaluación de las competencias a las que aluden las distintas normativas la lleva a cabo el profesorado decidiendo si se han logrado los objetivos y en qué grado se han adquirido. El problema o el error vienen cuando confundimos evaluación con calificación; siendo esta solo una parte y centramos nuestras prácticas en la nota final (muy típico en el Bachillerato). Además, podemos incurrir en prácticas injustas cuando planteamos nuestra evaluación basada en unas pruebas finales que, si luego son superadas con éxito, tenemos la obligación de reflejar la nota obtenida en el boletín correspondiente. Incluso, en lugar de ser objetivos con los logros alcanzados, minoramos esa calificación en función al esfuerzo que atribuimos al estudiante o nos atrevemos a valorar su actitud a lo largo del curso como parte de esa calificación "objetiva". Por no mencionar las minoraciones de las calificaciones por cuestiones formales, ortográficas o gramaticales (eso debiera evaluarse aparte y nunca de modo que reste en la puntuación final) o esos exámenes que se archivan sin haber sido corregidos y revisados junto a los alumnos (¡qué oportunidad perdida!). Incluso damos importancia a cuándo se han adquirido las competencias, parece que importa más el momento que el cómo y en qué grado, y nos atrevemos a minorar la nota obtenida hasta el suficiente si se realizan las pruebas durante las convocatorias extraordinarias. 


Por tanto, para ser justos y no caer en esas valoraciones subjetivas y sin fundamento pedagógico, los distintos tipos de pruebas escritas u orales así como las actividades de enseñanza-aprendizaje, deben diseñarse para reflejar el grado de adquisición de las competencias perseguidas. Si basamos la evaluación (y la calificación) en una única prueba escrita, luego no podemos aducir ningún otro motivo para no aplicar la nota obtenida en el expediente del alumno. Como antes mencionaba, quizás el problema sea que no vemos la evaluación como un proceso de mejora continua, y tenemos solo como referente esa imagen ideal del estudiante que trabaja desde el primer día, no molesta en el aula y resuelve bien sus exámenes. Nada nuevo bajo el sol. Los impertinentes, inquietos, despistados, impacientes, nerviosos... son presa fácil de nuestro afán devaluador, a pesar de que sean buenos resolviendo exámenes. Y así ocurre al contrario, dentro de nuestro conductismo heredado, con los sosegados, dóciles, silenciosos o reservados; son víctimas de nuestra complacencia calificadora mientras no molesten. 


Concluyendo, entiendo que el complejo proceso evaluador debiera ir diseñado desde el primer día hacia la autonomía del estudiante y la valoración objetiva de la adquisición de las competencias descritas; más allá de una serie de notas finales obtenidas principalmente de la mano de pruebas escritas o de esas incidencias donde solemos únicamente reflejar problemas de comportamiento para justificar una reducción de la calificación final. En las etapas diferentes al Bachillerato, como en la FP o en la ESO, las notas no suelen tener tanta trascendencia; es por ello que no tiene sentido incidir y hacer el eje de nuestra docencia desde el principio en unos múltiples porcentajes para su cálculo. Centrar nuestros esfuerzos en un aprendizaje significativo y conectado con el estudiante, además de la empatía que se nos supone según la edad del alumno o alumna, son la mayor garantía de unos buenos resultados académicos. 


Foto de Ashkan Forouzani en Unsplash

DOS LIBROS EDUCATIVOS RECOMENDADOS PARA APRENDER

miércoles, 19 de junio de 2024

 


 

Si la implantación del nuevo sistema de FP lo permite, en nada arrancamos el periodo estival donde solemos disponer de mayor tiempo para esas lecturas pendientes más allá de normativas o las dichosas programaciones de aula. En este artículo paso a recomendaros dos libros que he leído este año relacionados con la educación, pero de temática bien diferente. Me gusta recomendar lecturas de ensayos porque son una de las principales herramientas que tenemos, como docentes, para basar y justificar parte de nuestros comportamientos de nuestra enseñanza. Apelar a la experiencia es un argumento de peso, pero no lo entiendo como suficiente para tomar ciertas decisiones sobre las que a menudo caemos en la ocurrencia y el gato al agua se lo lleva el opinante más persuasivo (y no el que lleva la razón). 

 

Indudablemente, la lectura de mayor o menor cantidad de literatura sobre la educación no es sinónimo de acierto en las medidas tomadas; pero, el conocimiento de otros profesionales y la evidencia educativa, son siempre buenos aliados a la hora de introducir cambios o enfrentarse a la complejidad del alumnado. Podemos hacer probaturas o alternar con las modas educativas del momento, sin desdeñar la ciencia y la sabiduría acumulada. Aún más ahora cuando tenemos la tentación de interpelar a esa IA presuntamente magnificiente ante cualquier desvarío o duda profesional. No es todo oro el algoritmo. Y, por supuesto, teniendo clara cuál es la misión de la educación (aquí que cada cual complete su espacio en blanco) y las prioridades de la etapa educativa correspondiente. 

 

Voy al grano. El primer libro que recomiendo es de la autora Fátima García Doval (la podéis seguir en "X" como @mininacheshire): "La educación es otra historia". Su ensayo me ha recordado al afamado ensayo de Irene Vallejo sobre la historia del libro; pero en este caso acerca de la historia de la educación. Su libro, "La educación es otra historia", es un magnífico relato donde se rastrea el origen de la escuela desde el Antiguo Egipto hasta la actualidad. Quizás su valor, en mi opinión, no está en el formidable documento histórico que muestra, sino en la teoría que subyace en el ensayo a partir de la segunda parte del libro: la escuela actual es fruto de una evolución constante, gracias principalmente a su profesorado, y así debemos seguir contemplándola; mirando de reojo al pasado sin caer en la complacencia ni en los mantras que predican que cualquier tiempo pasado fue mejor. Perdonad la brevedad de la síntesis.

 

Lo mismo ocurre con todo aquello que afecta a los métodos y recursos educativos. No son independientes de las circunstancias vitales en las que actúan enseñantes y aprendices. Aquello que funcionó en el pasado tal vez no sea útil hoy en día en el mismo entorno, aunque puede que sí en otro diferente o en un momento posterior. Todo esto es verdad también para los miedos y temores que retornan periódicamente a las aulas, en ocasiones con trajes nuevos, pero con el mismo cuerpo interior. Es lo que ocurre en la actualidad con el miedo a lo que puede suponer la Inteligencia Artificial en la educación. En el fondo, no es más que un trasunto del recelo que ha mostrado la educación a la práctica totalidad de las tecnologías que han ido surgiendo a lo largo de los siglos.

 

En definitiva, un buen libro para echar la vista atrás y plantearse la educación sin ese prisma actual que tiende a denostar prácticas actuales, únicamente por parecer modernas, sin saber de su larga tradición pedagógica o de su valor aplicadas a la escuela contemporánea.  


El otro libro que sugiero, escrito por Juan G. Fernández, se titula: "En blanco: Cómo focalizar la atención, la memoria y la motivación para aprender." Un nuevo ensayo de este autor (con un blog muy recomendable) que, de un modo sencillo nos introduce en los distintos estudios que evidencian la necesidad de focalizar la atención, aprovechar la capacidad de la memoria para un estudio más eficiente, la importancia para el estudiante de los distintos tipos de motivación, o aprender a autorregularse con el fin de tener un mayor éxito académico. Fernández, al igual que en otros libros anteriores suyos, maneja una extensa bibliografía que acerca recomendaciones provechosas en asuntos donde a menudo solo tenemos en cuenta la intuición. 

 

En definitiva, el procesamiento profundo implica entender un nuevo concepto en términos de conceptos ya conocidos y de conexiones entre ellos. Por eso, una buena forma de empezar a trabajar sobre cualquier idea es sacar una hoja en blanco y preguntarnos: ¿qué cosas conozco ya sobre esta idea? ¿Cómo se relaciona esta nueva idea con lo que ya conocía? De esta manera las ideas relacionadas se procesarán en la memoria de trabajo y estarán listas para conectar con lo nuevo que se vaya a aprender.

 

Habría mucho más que reseñar sobre estos dos libros. Os animo en cualquier caso a su lectura completa si la nueva normativa y la gestión académica lo consienten... Siempre nos quedará un rato, junto a la orilla o en el monte, para libros tan sugerentes y con tanto conocimiento detrás.


Foto de Rhema Kallianpur en Unsplash

EL PROPÓSITO DEL VIAJE HACIA LA NUEVA FP

sábado, 15 de junio de 2024

 


Vienen curvas. Y la velocidad que nos obliga a tomarlas no parece la más adecuada: perderemos algunos puntos del carnet antes de llegar al consabido destino. Sin embargo, más nos valdría tomar las precauciones debidas, organizar bien el viaje y conducirnos con atención durante este cambiante viaje hacia un nuevo sistema de Formación Profesional.

 

Poco podemos hacer respecto a los baches, las cuestas empinadas o los viajeros molestos que puedan hacer poco placentero esta travesía. A pesar de que arranquemos esta odisea con poco convencimiento o sin el acompañamiento ideal, no es menos cierto que el destino merece cierto optimismo (que no buenismo). Probablemente, una gran mayoría del profesorado de FP aprecia con cierta ojeriza la imposición de la dualidad a nuestros ciclos; por no hablar de cierta antipatía ante los nuevos módulos o el desasosiego que conllevará la reorganización académica. Sin obviar las dificultades que supondrán las nuevas programaciones, el replanteamiento de los resultados de aprendizaje o el sinfín de certificaciones y acreditaciones que deberemos contemplar durante la migración hacia el nuevo sistema.


Ahora, con los ánimos caldeados, y en busca del pragmatismo docente, podemos caer en la misma trampa que suelen perpetrar legisladores y responsables de la política educativa: la toma de atajos. Ante la escasez de información y tiempo, junto al recelo hacia una normativa que desmonta un sistema que casi rodaba solo, no debiéramos maquillar nuestras acciones para quedarnos igual que estábamos. No nos arrojemos al simulacro. En mi opinión, no debiéramos ahora perder la oportunidad de transformar aquellas rutinas que impedían el progreso del actual sistema de Formación Profesional. ¿A qué rutinas o prácticas me refiero? Estoy hablando de programaciones ficticias, exiguo trabajo del equipo docente, insuficiente actualización técnica o escaso contacto con las empresas, insignificante uso de la investigación educativa, formación del profesorado estéril o no estratégica, organización académica bajo criterios no pedagógicos, incompetencia digital relacionada con el sector o la ciudadanía, evaluaciones intrascendentes, falta de reflexión metodológica y con bases teóricas fundamentadas, etc. Todas estas áreas, en mayor o menor medida, según centros educativos o en función de cada docente, tienen un gran recorrido de mejora y pueden suponer un avance en la formación profesional que ofrecemos. Mirando de reojo, eso sí, las lecciones del pasado en la Formación Profesional.


Las deficiencias de una normativa, que sigue sin desarrollarse en ciertas regiones, no puede ser la excusa para seguir caminando a cámara lenta hacia un mercado laboral que precisa unos titulados realmente preparados con las competencias que se requieren y, sobre todo, mentalizados en la necesidad de seguir aprendiendo durante toda la vida. Hasta ahora se han avanzado en muchos aspectos, pero ello no es óbice para desechar malas prácticas o buscar la sustitución de aquellos cometidos efectuados de cara a la galería y que poco o nada aportan. Entiendo que el espíritu del nuevo sistema anda por esos derroteros: flexibilizar la FP para salvar las excusas de los inmovilistas. Cuando finalmente esté todo bien atado a nivel normativo, y pese a esas indeseadas y desiguales versiones autonómicas que deforman ese espíritu en aras de un pragmatismo mal entendido, deberemos replantearnos todas esas áreas (in)conscientes donde reconocemos carencias. El DAFO lo solemos tener claro. Y, evidentemente, todo es a costa de discusiones, trabajo en equipo, tiempo empleado, lecturas y mucha mano izquierda. 

 

La mayoría, podemos coincidir en la búsqueda de una FP que ofrezca oportunidades a todos con los recursos necesarios para su implementación, con una organización académica donde prime el aprendizaje del alumnado, con espacios y tiempos para el profesorado que nos permitan ser congruentes con esas soft skills que pregonamos, y donde se faciliten herramientas pedagógicas contrastadas para afrontar la enseñanza con las mejores garantías ante la diversidad creciente de los estudiantes. Para ello hace falta que todos adoptemos el papel de maquinista en algún momento y no solo rodar por la FP como interventores en un convoy fiable que también requiere mejoras, tecnológicas y personales, para atender como corresponde a los viajeros camino a una educación deseable. El viaje va a ser muy largo.


Foto de Ronaldo de Oliveira en Unsplash

APRENDER A CRITICAR EN EL ENTORNO DIGITAL

miércoles, 12 de junio de 2024

 


 

En la escuela solemos llegar tarde a los problemas que nos plantea la sociedad moderna. Aunque el adjetivo moderno pueda resultar algo vago en el mundillo educativo. En cuanto a las cuestiones tecnológicas, pese a los vertiginosos avances de las últimos lustros, no hay duda de que la escuela, con mayor o menor acierto, se sumado al carro de los dispositivos digitales y el uso de Internet es extenso. Sin embargo, andamos ahora en un momento de cuestionamiento de la introducción de la tecnología digital en las aulas. Paradojas del mundo contemporáneo. 

 

Las contradicciones al respecto del uso de pantallas contemplan una amplia gama de contrastes. Las diferencias no solo vienen avaladas o desautorizadas por estudios científicos sino que también hay factores (sociales, económicos, culturales...) que favorecen esa apuesta por el despantallamiento digital. Aunque siempre debiéramos tener en cuenta que: "La ausencia de evidencia no significa que se haya hecho la prueba de la ausencia de riesgos".¹ Sin duda, también es relevante considerar la edad y la etapa educativa de los estudiantes, y no caer en ese maremágnum que a menudo inunda los titulares en las redes o en los medios de comunicación. Nada tiene que ver un alumno de educación infantil con un estudiante de Formación Profesional. A pesar de que todos, incluidos los adultos, sufrimos las contingencias sobrevenidas por el apabullante mundo digital que todo lo absorbe. 

 

Como educadores, además de docentes, independientemente de nuestras opiniones; mayor o menor permisividad con el uso de las pantallas e Internet; o el distinto nivel de tecnofobia que arrastremos; deberíamos considerar los impactos que la digitalización ocasionan en la enseñanza. No es deseable que, por inercia o por la moda del momento (ahora vende la prohibición), diseñemos nuestras políticas educativas a nivel de centro o en clave legislativa. Evidentemente, una de las prácticas más oportunas y me temo que no demasiado extendidas, vendría de la mano de la medición del alcance de la introducción de la tecnología en la enseñanza: ¿mejora el aprendizaje? ¿resulta motivadora para el estudiante? ¿las herramientas utilizadas son realmente educativas? ¿estamos dejando de lado otras competencias básicas? ²

 

Sin embargo, y de nuevo paradójicamente, los datos de PISA (2018) confirman que solo alrededor del 10% de los alumnos de 15 años de más de 50 sistemas educativos participantes utilizaron dispositivos digitales una media de más de una hora a la semana en las clases de matemáticas y ciencias. ¿No estaban todo el día los estudiantes empantallados? ¿o será que el empantallamiento ocurre en mayor medida en el hogar? Todavía no es raro encontrar centros educativos (habitualmente públicos) con escasez de dispositivos o deficiencias en su conectividad a Internet. A pesar de que ahora, la inmensa mayoría de hogares, disponen de conexión en sus casas (96,4% según el INE) o la posesión de dispositivos móviles con datos es muy elevada entre los más jóvenes.

 

Por otro lado, ahora, tras años insistiendo en la necesidad de ser competentes digitalmente, parecemos haber caído del guindo en cuanto a la desinformación que acampa por Internet y, principalmente, en las redes sociales. Al igual que ocurre con las prohibiciones antitabaco, parece no haber más remedio que legislar al respecto, como así pretende el Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales donde se reconoce, entre otros asuntos: "el papel fundamental del profesorado en el proceso de adquisición de las competencias digitales por parte del alumnado y en la detección de riesgos, y por ello se dispone que la planificación de la formación continua del profesorado incorpore actividades formativas que faciliten a los docentes estrategias para el tratamiento, entre otros aspectos, de la seguridad y de los elementos relacionados con la ciudadanía digital, la privacidad y la propiedad intelectual, tomando para ello como referencia las áreas y competencias establecidas en el Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente y la regulación existente en materia de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, protección de datos personales y
garantía de los derechos digitales." Ya vamos tarde. 


Las mentiras, los disparates, los bulos malintencionados, el oportunismo... son ingredientes habituales del menú digital de nuestros dispositivos. No es extraño que abunden teorías conspirativas, creencias sin fundamento, o pensamientos esotéricos donde cualquier dato científico u oficial se cuestiona sin una argumentación racional. Somos carne de influencers que a mayor número de seguidores mayor es su autoridad. Y actualmente, por miedo a no ser acusados de adoctrinamiento, dejamos pasar la oportunidad de educar al respecto en las aulas. Por no mencionar la validez que atribuimos a los contenidos generados por la Inteligencia Artificial donde las fuentes suelen brillar por su ausencia. Luego no nos quejemos de si la juventud o aquellos que están en plena madurez andan con falta de atención, despistados o son crédulos ante cualquier enredo difundido a través de sus pequeñas pero desmesuradas pantallas. 

 

No estaría mal, como docentes, replantearnos la programación del aula e incluir actividades, prácticas, contenidos o esas famosas situaciones de aprendizaje, donde trabajemos las competencias necesarias para ser críticos con ese entorno digital donde habitamos una gran parte de nuestro tiempo.



¹ María Angustias Salmerón-Ruiz, Irene Montiel, Catherine L’Ecuyer,
Llamada a la prudencia en el uso de las pantallas: ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia,
Anales de Pediatría, 2024, ISSN 1695-4033, https://doi.org/10.1016/j.anpedi.2024.03.009.
(https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1695403324000742)

 ² UNESCO. 2023. Global Education Monitoring Report 2023: Technology in education – A tool on whose terms?  https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000385723/PDF/385723eng.pdf.multi
 

MI FORTUNA PERSONAL

lunes, 10 de junio de 2024

 


 

La educación se forja con el ejemplo. Tanto para bien como para mal todos somos fruto de la educación que recibimos; a pesar de las miserias o virtudes innatas que no hemos merecido pero que nos han sido concedidas. Evidentemente, desde casa vamos recibiendo varias capas de pintura que luego mediatizarán nuestro trato con los demás e incluso nuestra inserción en un empleo. Sin embargo, algunos necesitan recibir ese color desde la escuela cuando en casa no sobran pinceles o tintura; pese a que todos también resultamos salpicados por el conocimiento y los valores que nos transmiten docentes y compañeros de pupitre. Y aquí el destino también entra en juego. A pesar también de la erosión de toda una vida.


Mi fortuna personal, hasta ahora, ha sido ese ejemplo recibido que incluso me empequeñece cuando razono sobre mis carencias en comparación a la entrega de mis padres. Desgraciadamente, mi padre nos ha dejado hace poco tiempo. Los creemos eternos, pero hay que pensarlos cada día. Aún así, puedo dar gracias por haberlo disfrutado casi ochenta años. Me quedo con ese tiempo ganado y con ese ejemplo y desprendimiento generoso recibido como hijo. No soy dado a publicar nada acerca de mi vida personal ni detallar aventuras o desventuras familiares. Ni en ese espacio ni en otras redes sociales. El pudor también lo he heredado y validado como una virtud en un mundo donde la ostentación de experiencias, amores o labores, parece de obligado cumplimiento. Pero hago aquí la excepción por que la ocasión lo merece. Un modesto homenaje a la figura de mi padre así lo requiere.


Con el tiempo, los desengaños vitales suelen ir in crescendo. No ocurre tanto con la figura paterna o materna que comienzas a entender y valorar en su justa medida. Cuando eres padre cambias el filtro de tu perspectiva. Si además eres profesora o maestro, aún te das más cuenta de la diversidad que puebla este mundo donde no todos partimos con las mismas cartas ni los mismos afectos. Sin embargo, el paso del tiempo también nos hace olvidar esa fortuna o infortunio padecido, o aquellos valores e ideales que nos movían cuando todavía estábamos creciendo. Para bien y para mal.

 

Mi fortuna inmaterial, aunque también la tangible, viene de él. Probablemente no encuentre a nadie tan íntegro y preocupado por el bienestar de su familia; pese a que ello le conllevara una ocupación excesiva y un desgaste personal. El cuidado y la atención, el esfuerzo por ser justo y prudente para evitar riesgos, o esa necesidad de no perder el control también han sido una enseñanza en cuanto a no ser un insensato despreocupado por los demás o carecer de escrúpulos con tal de medrar. Ayudar sin buscar el reconocimiento o dar sin esperar rendimientos. Su ética seguro que nos ha marcado a todos sus hijos, familia e incluso a aquellos amigos que le querían. A pesar de los errores y fallos que contemplan toda una vida. De eso no hay quien se libre. 

 

Por fortuna, ahora la vida no se contempla alrededor de un empleo que todo lo monopoliza. Los más jóvenes, no tanto los que merodean mi generación de boomers, han sido más inteligentes a la hora de buscar ese disfrute. Aún así, ese legado de esfuerzo, implicación, autonomía y perseverancia, siguen siendo valores que te diferenciaban antes y que ahora lo continúan haciendo en cualquier contexto. El ejemplo educa y te da esa capa necesaria para aguantar las inclemencias e impactos no previstos. La cultura del esfuerzo parece hoy día un constructo, pero no es más que un eslogan para vendernos que, si no eres un desahogado rentista, te toca pencar inevitablemente. Y eso, si tienes suerte, también lo comienzas a intuir en casa. No hace falta marketing. Aunque demasiados factores incontrolables sobrepasen esa cultura y ese esfuerzo a los menos afortunados. 

 

La buena ventura también me ha permitido estar junto a él hasta su último suspiro. La entereza y el buen ánimo espero que también se hereden. Al igual que el deseo de ser ecuánime y pedir disculpas por esos errores que a todos nos pesan. Has cumplido hasta el fínal. ¡Qué suerte la mía! Yo no seré capaz de igualarlo, aunque el modelo lo tengo claro, ya que la mejora a veces nos viene grande pese a las buenas intenciones. Mi queridísimo padre, Juan Boluda, me deja un vacío que solo podré llenar con anhelos hacia mis propios hijos. Incluso con esa ética que, sin quererlo o poderlo evitar, también acabas trasladando al aula. Hay vidas que no se entienden sin ese desprendimiento y amor por los demás. Y mi sino me concedió una de ellas. Ahora, sin consuelo ante la ausencia, me toca a mí hacer los deberes: cuidar de los otros como conmigo lo hicieron. Gracias por leer hasta el final y perdonad la desnudez sentimental.

DIGITALIZACIÓN ¿APLICADA? AL SISTEMA PRODUCTIVO

viernes, 7 de junio de 2024

 

digitalización aplicada al sistema productivo FP

Con el nuevo sistema de FP se introduce un nuevo módulo obligatorio y transversal a todos los ciclos formativos que, tal y como señala el artículo 100 del Real Decreto 659/2023:

tendrá como finalidad el desarrollo de conocimiento y competencias básicas en digitalización y las condiciones en que esta induce modificaciones en los procesos productivos del sector correspondiente

Este RD fija una duración básica de 30 horas, pero, como es habitual en nuestro sistema educativo, las comunidades autónomas han fijado distintas cargas horarias, así como su inclusión en primero o en segundo curso; siguiendo criterios que en algunos casos tienen un sentido pedagógico y formativo; mientras que en otros, parecen apuntar a un mero encaje de bolillos de los nuevos módulos, optativas y duales que se avecinan. Una diversidad regional mal entendida que merecería mayor profundidad, viendo las distintas velocidades o capacidad de adaptación e información al nuevo sistema de FP que, pese a sus bondades, se está organizando e implantando en el tiempo de descuento. Y aquí no hay VAR que valga. Tal vez se ha perdido la ocasión de armonizar el sentido de esta Ley Orgánica de FP en todas y cada una de las comunidades autónomas, para así aprovechar las sinergias y el conocimiento que profesionales con años en las aulas y otros expertos en FP podrían haber aportado para el interés general. De nuevo, una batalla perdida que generará diferencias según la autoridad de turno y que dificultará la emisión y convalidación de las acreditación o certificaciones obtenidas.

 

En cualquier caso, y refiriéndome de nuevo al módulo de "Digitalización aplicada al sistema productivo", en mi opinión el currículo básico incluye unos resultados de aprendizaje (RA) poco realistas o con escasa aplicación práctica para un estudiante de un grado medio o superior. Sin desmerecer los contenidos tecnológicos a los que alude este currículo. El RD antes mencionado señala los siguientes seis RA del módulo en un ciclo formativos de grado superior:

 

  • Analiza el concepto de digitalización y su repercusión en los sectores productivos teniendo en cuenta la actividad de la empresa e identificando entornos IT (Information Technology: tecnología de la información) y OT (Operation Technology: tecnología de operación) característicos.
  • Caracteriza las tecnologías habilitadoras digitales necesarias para la adecuación/transformación de las empresas a entornos digitales describiendo sus características y aplicaciones.
  • Identifica sistemas basados en cloud/nube y su influencia en el desarrollo de los sistemas digitales.  
  • Identifica aplicaciones de la IA (inteligencia artificial) en entornos del sector donde está enmarcado el título describiendo las mejoras implícitas en su implementación.
  • Evalúa la importancia de los datos, así como su protección en una economía digital globalizada, definiendo sistemas de seguridad y ciberseguridad tanto a nivel de equipo/sistema, como globales.
  • Desarrolla un proyecto de transformación digital de una empresa de un sector relacionado con el título, teniendo en cuenta los cambios que se deben producir en función de los objetivos de la empresa. 


O los siguientes cinco RA para los ciclos formativos de grado medio:

  • Establece las diferencias entre la Economía Lineal (EL) y la Economía Circular (EC), identificando las ventajas de la EC en relación con el medioambiente y el desarrollo sostenible.
  • Caracteriza los principales aspectos de la 4.ª Revolución Industrial indicando los cambios y las ventajas que se producen tanto desde el punto de vista de los clientes como de las empresas.
  • Identifica la estructura de los sistemas basados en cloud/nube describiendo su tipología y campo de aplicación.  
  • Compara los sistemas de producción/prestación de servicios digitalizados con los sistemas clásicos identificando las mejoras introducidas.
  • Elabora un plan de transformación de una empresa clásica del sector en el que se enmarca el título, basada en una EL, al concepto 4.0, determinando los cambios a introducir en las principales fases del sistema e indicando como afectaría a los recursos humanos.


En definitiva, a mi parecer, se corre el riesgo de teorizar demasiado sobre una serie de conceptos relacionados con la digitalización que, con una solo hora semanal, pueden acabar convirtiéndose en la "maría" de cada título. Solo hace falta echar un vistazo a los libros de texto editados para este módulo, o los desarrollos que cada comunidad autónoma han realizado; siguiendo, como no podía ser de otra manera, el currículo básico arriba mencionado con demasiadas cuestiones conceptuales con escasa aplicación en el día a día de las empresas. Además, debiera contemplarse, como así parece se va a hacer desde algunas CCAA, su programación coordinada junto al resto de módulos transversales (sostenibilidad y el proyecto intermodular) para dotar de mayor sentido a las competencias que se quieren trabajar en el aula; al igual que la suma de los módulos permite una carga lectiva superior que ayudaría al desempeño de la docencia y el aprendizaje.

 

Me temo que, si no aterrizamos los RA a cuestiones más prácticas y relacionadas directamente con los sectores productivos o de servicios de cada titulación, este módulo pasará a ser visto como una imposición o un requisito insalvable. Entendiendo que cualquier docente especialista (sin contar con el profesorado de FOL según parece) va a ser el responsable de su impartición, me surgen igualmente muchas dudas acerca de la suficiente preparación del profesorado (con la excepción de especialidades como la Informática) en esta materia. Además, son reducidos los materiales disponibles y adaptados a la FP con una relación directa con los efectos o procesos de digitalización aplicados a las distintas familias profesionales. Es probable que nos encontremos con muchos docentes sin las competencias digitales avanzadas necesarias para un módulo de estas características. ¿No se podrían articular planes de formación al respecto o materiales de acceso libre y específicos de cada sector para el profesorado? Incluso ahora, hacer un uso efectivo de la herramienta SELFIE podría ser adecuado para detectar estas carencias o limitaciones.


Luego, si nos centramos en los contenidos que servirán de base para desarrollar los RA señalados, considero que sería necesario una mayor flexibilidad, a la que alude la nueva FP constantemente, y trabajar otras competencias que, sin duda alguna, van a necesitar en cualquier sector profesional; o incidir en aquellas que, de un modo específico, precisarán para desenvolverse en su sistema productivo o de servicios. Entiendo que podrían ser relevantes los resultados del Observatorio de las Ocupaciones del SEPE donde se señalan las necesidades formativas de diferentes ocupaciones. Asimismo, desde los portales de empleo (tipo Infojobs, Indeed, Monster...) o en redes como LinkedIn, podemos extraer mucha información de interés relacionada con las competencias digitales necesarias para ciertos puestos de trabajo. Pero es necesaria mucha investigación especializada.


De hecho, si preguntamos al omnipresente ChatGPT 4 sobre las competencias digitales que precisan nuestros estudiantes de FP,  la Inteligencia Artificial (IA) señala competencias bien distintas y de índole más práctico y fácil de trabajar en el aula. Son interesantes sus aportaciones, que van en sintonía con el famoso Marco de Competencias Digitales (DIGCOMP) tanto a nivel docente docente como para los ciudadanos:


Alfabetización Digital
- Uso básico de dispositivos digitales y software.
- Navegación y búsqueda de información en internet.
- Evaluación crítica de la información digital.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes podrán utilizar dispositivos digitales (ordenadores, tabletas, smartphones) de manera efectiva para realizar tareas académicas y profesionales.
- Serán capaces de buscar, evaluar y seleccionar información relevante y fiable en internet.
- Desarrollarán habilidades para gestionar su identidad digital y proteger su privacidad en línea.


Comunicación y Colaboración Digital
- Uso de herramientas de comunicación digital (correo electrónico, mensajería instantánea, videoconferencias).
- Colaboración en línea mediante plataformas y herramientas colaborativas (Google Workspace, Microsoft Teams).
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes podrán comunicarse eficazmente utilizando diferentes medios digitales.
- Serán capaces de trabajar en equipo de manera virtual, utilizando herramientas colaborativas para gestionar proyectos y tareas.


Creación de Contenidos Digitales
- Uso de software para la creación de documentos, hojas de cálculo, presentaciones y gráficos.
- Producción de contenido multimedia (imágenes, videos, audio).
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes podrán crear documentos profesionales utilizando software de procesamiento de textos, hojas de cálculo y presentaciones.
- Desarrollarán habilidades para producir y editar contenido multimedia utilizando herramientas digitales.


Seguridad Digital
- Conocimiento y aplicación de medidas de seguridad informática.
- Protección de datos personales y sensibles.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes comprenderán los principios básicos de la seguridad informática y serán capaces de aplicar medidas para proteger sus dispositivos y datos.
- Serán conscientes de la importancia de la protección de datos personales y sensibles en el entorno digital.


Resolución de Problemas Técnicos
- Identificación y resolución de problemas técnicos comunes en dispositivos y software.
- Uso de recursos en línea para solucionar problemas técnicos.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes serán capaces de identificar y solucionar problemas técnicos básicos en dispositivos digitales y software.
- Serán competentes en buscar y utilizar recursos en línea (foros, tutoriales, soporte técnico) para resolver problemas más complejos.


Pensamiento Computacional
- Comprensión básica de la lógica de programación.
- Uso de herramientas y lenguajes de programación básicos.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes desarrollarán habilidades básicas en lógica de programación y serán capaces de escribir programas simples.
- Aprenderán a utilizar herramientas y lenguajes de programación básicos para resolver problemas específicos.


Uso Ético y Responsable de la Tecnología
- Comprensión de las implicaciones éticas del uso de tecnologías digitales.
- Fomento del uso responsable y respetuoso de las tecnologías.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes serán conscientes de las implicaciones éticas del uso de tecnologías digitales, incluyendo temas como el ciberacoso, la privacidad y la propiedad intelectual.
- Promoverán prácticas responsables y respetuosas en el uso de tecnologías digitales tanto en el ámbito personal como profesional.


Adaptabilidad e Innovación
- Capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías y herramientas digitales.
- Fomento del pensamiento innovador en el uso de tecnologías.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes serán capaces de adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías y herramientas digitales que surjan en el mercado laboral.
- Desarrollarán un enfoque innovador hacia el uso y aplicación de tecnologías digitales en su campo profesional.

 

O, si le pedimos a la IA información más detallada sobre las necesidades digitales de algunos sectores, esta apunta hacia cuestiones que algo se asemejan a las señaladas en el currículo básico del módulo:

Sector de la Salud
- Uso de sistemas de gestión hospitalaria.
- Manejo de registros electrónicos de salud (EHR).
- Telemedicina y consultas virtuales.

Sector Industrial y Mantenimiento
- Uso de sistemas de automatización industrial (PLC, SCADA).
- Diagnóstico y mantenimiento predictivo mediante tecnologías IoT.
- Impresión 3D y fabricación digital.

Sector de la Construcción
- Uso de software de diseño asistido por computadora (CAD).
- Gestión de proyectos con herramientas BIM (Building Information Modeling).
- Drones para inspección y mapeo de construcciones.

Sector del Turismo y Hostelería
- Gestión de reservas y atención al cliente mediante sistemas CRM.
- Marketing digital y gestión de redes sociales.
- Análisis de datos para la toma de decisiones estratégicas.

Sector del Comercio y Marketing
- Comercio electrónico y gestión de tiendas online.
- Análisis de datos y comportamiento del consumidor.
- Publicidad digital y campañas SEM/SEO.

Sector Financiero
- Uso de software de contabilidad y gestión financiera.
- Análisis financiero mediante herramientas digitales.
- Blockchain y criptomonedas.


También puede ser muy útil y revelador el documento de trabajo realizado por la CEOE, "El marco de competencias digitales de la UE en el mercado laboral: una selección de casos prácticos", del que podemos extraer competencias fácilmente trasladables a las aulas de FP y con una relación directa con el desempeño profesional de la mayoría de puestos de trabajo; pero que pone el énfasis en aquellas competencias más relevantes para ciertas profesiones. En definitiva, y abundando de nuevo en el reto que se nos plantea con este nuevo módulo, así como con el de "Sostenibilidad aplicada al sistema productivo" (de interés los materiales creados en los MOOC de CaixaBank Dualiza), sería muy beneficioso un enfoque más práctico y adecuado a los puestos de trabajo de los futuros técnicos y técnicas de FP; así como la creación de materiales libres y específicos para cada familia profesional o ciclo formativo. Aún estamos a tiempo. 


Foto de Milad Fakurian en Unsplash

SER NORMALES CON LOS ALUMNOS

miércoles, 29 de mayo de 2024

 



Más allá de las competencias digitales o de la cacareada necesidad del conocimiento de metodologías activas, hay actitudes llenas de sentido común o comportamientos presumiblemente normales que, incluso en un tiempo donde nos llenamos la boca con terminología inclusiva, parecen brillar por su ausencia. Me refiero al trato hacia el alumnado. Observo con cierta pena la mirada despectiva hacia chicos o chicas que, por el hecho de ser personas inmaduras o con poco interés para ciertos adultos, no son tenidos en cuenta o tratados con el aprecio debido.


Todo esto viene a colación de un comentario de una alumna; así como a ciertas opiniones escuchadas en conversaciones domésticas. Nada científico, desde luego. Leo con simpatía las siguiente líneas de una alumna valorando el curso actual: "(...) es genial tanto dentro del aula como fuera cuando deja la bici". La anécdota, obviando la dudosa genialidad de un servidor, viene de la importancia que le da el estudiante a ser saludado o iniciar una conversación informal fuera del aula. Puede parecer (o tal vez lo sea) una idiotez esta anécdota, pero si la encajamos con otras situaciones donde el alumno se nos torna invisible en cuanto cruza la puerta de su clase, o donde normalizamos los comentarios despectivos o desafortunados hacia estudiantes con problemáticas o comportamientos complejos, tal vez no sea para ellos tan irrelevante una actitud amable y considerada en público o en privado. Por mucho que sea el incordio, la falta de educación o la paciencia infinita a la que nos obliga a menudo la enseñanza.


En los estudios postobligatorios, como es en la Formación Profesional (a excepción de la FP Básica), damos por supuesto una voluntariedad en la asistencia y unas ganas por aprender por parte del estudiante. Sin embargo, bien sabemos que la realidad es bien diferente; en las aulas nos encontramos personas más o menos maduras, con distintas edades o recursos personales, con motivaciones y capacidades diversas. Lidiar con esa marabunta es complejo y difícil de llevar si no empatizas con esas mentes dispersas con prioridades habitualmente ajenas a nuestra realidad familiar o profesional. Y no hablo de permisividad ni dejadez de funciones, ni mucho menos. Me quedo con intentar recordar esa misma simpleza que nosotros un día traspirábamos cuando no éramos tan serios ni responsables como ahora. Además, ese incordio martilleante no quita de ningún modo un buen trato.


Hay docentes que, sin conocer cómo son dentro del aula, puedes casi asegurar, por su trato o comentarios, qué tipo de profesionales son; sin entrar a valorar sus competencias técnicas ni esas titulaciones que engordan nuestros currículums y alimentan egos. En un mundo laboral donde la tendencia es acreditar todo tipo de competencias y resultados de aprendizaje, tal vez no sea tan difícil remarcar la necesidad de tratar con normalidad a los demás, sin suficiencia y con un lenguaje afectuoso, desde la exigencia pero con el respeto debido. Y si metemos la pata, como suele ser también normal, disculparnos sin problema alguno. No importan los certificados, las canas ni el linaje. Ser normales con los demás, aunque pueda sonar políticamente incorrecto, es hoy día un valor añadido. Por suerte, he tenido, y tengo cerca, buenos modelos de esa normalidad. 

 

Foto de Ihor Malytskyi en Unsplash

CONVENCER A LAS EMPRESAS SOBRE LA DUALIZACIÓN DE LA NUEVA FP

lunes, 27 de mayo de 2024

 

FP DUAL NUEVA FORMACIÓN PROFESIONAL

La incertidumbre a la hora de implementar el nuevo sistema de FP en los centros educativos, tanto a nivel organizativo, curricular, metodológico o en relación a la evaluación, quedará clarificado más tarde o temprano con la normativa que se publique. El profesorado está mal acostumbrado a sufrir cambios de última hora o no disponer del tiempo necesario para (re)programar los módulos en función de las modificaciones normativas. Sin embargo, no parece tarea fácil vender las bondades de este nuevo sistema (que dualiza obligatoriamente los grados C y D) a los responsables de las empresas que firman o tutorizan los convenios de participación en un proyecto de FP Dual junto a un centro educativo. 

 

La autonomía de los centros, o más bien un trabajo voluntarioso no demasiado coordinado con otros centros educativos de FP, provoca que se aborden este tipo de convenios de colaboración (al igual que las FCT que pronto pasarán a mejor vida) del mejor modo posible y con escasa información oficial, además de la normativa pertinente publicada. En mi opinión, la labor informativa y de sensibilización de las empresas de cada sector profesional, debiera afrontarse desde un mayor conocimiento de lo que significa esta dualización, así como sobre las bondades y retos que suponen para la empresa, los estudiantes y los centros de FP. Es necesaria una labor pedagógica para entender que este nuevo sistema pretende, desde casi el minuto uno, introducir al alumnado en un entorno profesional real con el consiguiente esfuerzo de todos los actores; pese a las trabas, costumbres o la habitual falta de recursos personales. Indudablemente, la flexibilidad y el sentido común van a hacer mucha falta en los próximos cursos. 

 

Por todo ello, desde las administraciones educativas, además de la publicación de una normativa clara y de acuerdo al espíritu de la nueva Ley de FP, se pueden articular iniciativas que promuevan el conocimiento y convencimiento de las empresas por un sistema que viene a dualizar por completo la oferta de ciclos formativos de grado medio y superior. Tal y como señala el documento resumen del primer encuentro estatal de prospectores de FP dual celebrado en Toledo el 21 de febrero de 2024, los principales retos pasan por:

 

  • Convencer a las empresas de que van a participar en un proceso formativo, y no en unas prácticas como hasta la actualidad. Los alumnos llegarán menos formados a las empresas, y ahí está la oportunidad para las empresas, pues podrán contribuir en su formación más que en el anterior modelo.
  • Hacer pedagogía con las empresas y ahuyentar posibles miedos que puedan surgir (también con las gestorías en las que se apoyan por los trámites burocráticos): uno de los principales argumentos para convencer a las empresas es la idea de la curva de aprendizaje. Si las empresas tardan X tiempo en adaptar un trabajador al puesto de trabajo, ello se puede hacer mejor mediante la FP dual. El periodo de adaptación del nuevo empleado es mucho más corto si antes ha cursado la FP dual.
  • Dificultades para encontrar empresas colaboradoras en algunos sectores, pese a la buena coyuntura del mercado laboral. 

 

Desde este grupo de trabajo también se señala la idoneidad de jornadas de difusión de la FP Dual entre las empresas, el incentivo de la modalidad intensiva, la formación de los tutores de empresa a gran escala, las estancias del profesorado en la empresa, el reconocimiento público de las empresas más pequeñas, la redacción de un plan de acogida y documentos de colaboración estandarizados, etc.

 

Igualmente interesante este manual del tutor de empresa de FP Dual, también editado por la Fundación Bertelsmann, que recoge propuestas, motivos e informaciones de interés para los tutores de empresa responsables del plan de formación dual junto al tutor/a del centro educativo. Es vital conocer previamente las funciones del tutor/a de empresa: planificar la formación, seleccionar al alumnado, plan de acogida, formar y evaluar. Así como comprender las competencias más útiles para llevar a cabo estas funciones como tutor/a de empresa: motivación, comunicación y feedback, organización y adaptabilidad, o gestión de conflictos. 

 

También pueden ser muy útiles los distintos manuales de acogida de estudiantes de FP Dual que, con caracter sectorial (actualmente para los sectores de la construcción, industria agroalimentaria, agrario, hostelería) publica CaixaBank Dualiza junto a otras entidades con el fin de aclarar los pasos a las empresas para participar en un proyecto de FP Dual. A remarcar los beneficios de la dualización para las empresas del sector: 

 

  • Transferencia de conocimiento bidireccional.
  • Transformación digital
  • Mejora de los procesos de selección de personal
  • Formación a medida de la empresa
  • Sensibilización en sostenibilidad y cambio climático
  • Mejora de la imagen de la empresa
  • Mayor productividad
  • Cualificación profesional
  • Mejora del sector

 

Por todo ello, me parece básico, antes de comenzar a organizar y gestionar los planes de formación del próximo curso, un proceso de reflexión y estudio de las ventajas de un nuevo sistema que, a pesar de su imposición acelerada, puede y debe suponer un cambio real y transformador de la FP actual. Y así poder abordar con buenos motivos a las actuales o futuras empresas colaboradoras de nuestros proyectos de FP Dual. 

Con la tecnología de Blogger.

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