LA SOBRECARGADA LABOR TUTORIAL DEL PROFESORADO DE FP

sábado, 5 de octubre de 2024

 

tutoría en formación profesional

 

No sé cómo se organizará la labor tutorial en el resto de comunidades autónomas pero ser tutor o tutora de un grupo de Formación Profesional conlleva cada día más carga de trabajo y nuevas responsabilidades que ni son retribuidas ni consideradas en el horario lectivo personal del docente. Por fortuna para mí, este año no me ha tocado en gracia la responsabilidad de tutorizar ninguna clase. Sin embargo, soy testigo de la cantidad de gestiones y asuntos crecientes con los que deben tratar mis compañeros docentes, además de tutores. Las fichas, consentimientos, entrevistas, reuniones, protección de datos, planes de igualdad y convivencia... no hacen más que apoyarse en la filantropía del profesorado.


La complejidad y diversidad creciente del alumnado tiene el apoyo de unos servicios de orientación que suelen saturarse, y que debe en un primer momento ser afrontado por el tutor o tutora de turno. La cantidad de casuísticas, y la necesidad de comunicarse con las familias y los estudiantes, exige mucho tiempo dedicado a evaluar, derivar y atender personalmente a cada uno de ellos. La FP actual está pensada para ser inclusiva, adaptando los currículos a las distintas necesidades personales que puedan tener los alumnos; aún así, con los mismos medios, formación, horas lectivas o la obligación de actualizar las programaciones, es difícil llevar a cabo adecuadamente esta responsabilidad. Como siempre, el desarrollo de la tutoría depende de la generosidad del profesorado y su implicación extra para su desempeño. Y no hablo en este caso del tutor de empresa con la nueva dualización integral de los ciclos.

 

En los ciclos formativos de grado medio o en la FP básica, tenemos una ardua tarea tanto para gestionar el aula, motivar a los estudiantes o atender a esas peculiaridades donde los problemas personales, familiares o sociales, dificultan el seguimiento del curso. En estas etapas el reto es mayor por la edad e inmadurez de los más jóvenes. También debemos combatir un abandono que tiene como principales causas: el entorno, la falta de orientación adecuada o el mercado laboral (ver estudio de Caixabank Dualiza: "El abandono de los estudios en la Formación Profesional en España: diagnóstico y propuestas de mejora"). Aunque, como tutores podamos hacer poco al respecto, es clara la necesidad de una mayor formación para gestionar la tutoría. Además de la motivación del profesorado, se necesitan recursos, metodologías, prácticas pedagógicas, coordinación docente y una flexibilidad tanto personal como organizativa de los centros educativos.

 

Al final, como es frecuente, estamos mendigando recursos que permitan atender a la diversidad del aula y a esos múltiples protocolos y normativas que consumen energías y tiempo de unos tutores que además deben cumplir con la programación prevista. Si no dotamos de recursos al profesorado, no es de extrañar que el desánimo campe entre los docentes, agobiados por esta gestión añadida y un nuevo sistema de FP que también incorpora obligaciones distintas. Y no estoy hablando de remunerar con treinta euros mensuales esta función; sino más bien contemplar horas de trabajo semanal y una formación específica para su cumplimiento. Haremos un gran favor al alumnado. 

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