La identidad digital del alumno es una cuestión que viene tiempo tratándose en las aulas. En la Formación Profesional es un asunto que debía incorporarse de un modo transversal a través del casi extinto módulo de Formación y Orientación Laboral (FOL) como una forma de mejorar la empleabilidad del futuro titulado/a y ampliar sus posibilidades de éxito en el mercado laboral de sus sector profesional. Ahora, con los nuevos módulos de Itinerario Personal para la Empleabilidad I y II (IPE I e IPE II), uno de la Resultados de Aprendizaje (RA5) hace una mención explícita a esta identidad digital:
Aplica las estrategias para el aprendizaje autónomo reconociendo su valor profesionalizador, diseñando y optimizando su propio entorno de aprendizaje haciendo uso de las tecnologías digitales como herramientas de aprendizaje autónomo, siendo coherente con su identidad digital y sus propios objetivos profesionales planteados en su plan de desarrollo individual.
Al igual que en el RA1 de IPE II donde un Criterio de Evaluación (CE) hace referencia a esa marca personal donde la identidad digital es, sin duda alguna, una variable a tener en cuenta:
Se ha construido una marca personal identificando las necesidades del mercado
actual, sus habilidades, destrezas y su aporte de valor
Como docentes no todos tenemos interiorizados este concepto ni adoptamos estrategias para su desarrollo. La identidad digital, como profesores, parece que nos queda lejos cuando obtenemos una plaza fija o consolidamos nuestro puesto de trabajo. Más allá de publicar la paella del domingo, el cumpleaños de turno o el atardecer a la orilla del mar, no dedicamos demasiado tiempo a estos menesteres. O no damos importancia a nuestra presencia en las redes o en los buscadores de Internet, o ceñimos nuestra presencia a cuestiones personales alejadas de nuestra faceta profesional. Evidentemente, no es obligada una presencia digital positiva para todos los docentes de FP, así como también es aceptable la ausencia de una identidad digital. El problema puede venir cuando esa identidad digital se descuida, mezclamos lo personal en exceso o se mete la pata por imprudencia o falta de sensatez. Sin olvidar el mal ejemplo que damos cuando caemos en el hateo, el exhibicionismo digital o en el empleo de cuentas anónimas como desahogo personal. Un adolescente tiene disculpa pero a cierta edad roza lo grotesco. Asimismo, las cuentas oficiales de los centros educativos también debieran ser un ejemplo para no caer en la insustancialidad de las redes; se puede entretener, informar y transmitir valores sin fomentar ese bombardeo adictivo continuo que nos tiene a todos embaucados en una u otra medida. La guía de la AEPD también nos puede ayudar a evitar una difusión inadecuada de datos o imágenes.
Enseñar acerca del cuidado de la identidad digital de un modo profesional, debiera venir de la mano de profesionales que cultivan y protegen su presencia en un entorno que acaba trascendiendo a nivel laboral. No hablo solo de cuidar la seguridad de nuestros dispositivos o configurar la privacidad de las redes sociales (muy útiles los materiales del INCIBE); sino más bien acercarse a nuestro sector productivo o de servicios y conocer de primera mano la actualidad profesional a la que se dirigen los estudiantes y los medios más óptimos para obtener una presencia diferenciadora y un valor añadido que faciliten esa inserción laboral pretendida. Muchos materiales sobre la marca personal en este artículo publicado en el blog de la Fundación Adecco. Igualmente, sería provechoso alentar la autenticidad a la hora de crear contenidos, evitando el plagio o el uso desmedido de la IA para generar textos, imágenes o vídeos con escaso mérito.
El uso de X (la red anteriormente llamada Twitter), a pesar de ser una red con millones de seguidores, parece ha quedado como un reducto donde se vocifera en exceso y donde tendemos a arrimarnos a nuestro bando preferido sin posibilidad de acuerdo o convencimiento. Sin embargo, todavía quedan joyas por descubrir si eres una persona curiosa y no se fía solo del algoritmo de Elon Musk. Eso sí, no merece la pena la discusión con aquellos que despotrican sin piedad o pretenden iluminar tu vida. Los perfiles de docentes de FP no abundan y hay escasas publicaciones específicas para esta etapa, más allá de algunas cuentas viejunas que resistimos a duras penas.
En Instagram, a pesar de las tonterías que nos atrapan, podemos encontrar información útil para los estudiantes relacionadas con el ciclo formativo o con actividades que otros docentes muestran. Si indagas, puedes encontrar cuentas corporativas de interés, pese a que el formato invite más al consumo rápido que a la reflexión (como es habitual en el ecosistema digital). Algo similar ocurre con TikTok, donde la viralidad y la velocidad en la expansión de contenidos, tampoco anima a la atención o un conocimiento profundo; aunque pueda sugerir fuentes de información para desarrollar contenidos técnicos.
LinkedIn es otra cosa. De momento no hay demasiado ruido y es fácil encontrar recursos útiles por parte de empresas, entidades o personas con experiencia. Saber el currículo de quien produce los contenidos o recomienda publicaciones, es una magnífica variable para filtrar a quien sigues en esta red. La veteranía puede ser un grado en un mundo profesional plagado de vendedores de humo que se autoconsideran expertos o ponentes habituales con mucha ligereza. Informarse sobre normativa, proyectos o noticias de tu sector es fácil a través de su buscador o conectando con las personas adecuadas.
Nuestras presencia digital dice o calla mucho más de lo que pensamos de nosotros mismos. Al igual que he tenido la suerte de encontrarme con magníficos profesionales de la educación también me he tropezado en ocasiones con la bilis de quienes (normalmente de forma anónima) entienden la vida como un campo de batalla o una carrera de adoctrinamiento. Tenemos la posibilidad de sensibilizar al alumnado para no formar parte de estos últimos tipos, mientras les animamos a aportar, crear contenidos valiosos a la par que aprenden; sin duda será un resultado de aprendizaje esencial para cualquier estudiante y futuro profesional.
Foto de Mariia Shalabaieva en Unsplash
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