Como comentaba en una entrada anterior sobre el módulo del "Proyecto Intermodular", a través de la programación del mismo tenemos la oportunidad de trabajar las competencias informacionales del alumnado. Además, a falta de un currículo que contemple los valores que deseamos transmitir como sociedad, independientemente del conocimiento de la normativa laboral o de las competencias transversales que debe ser conocidas a través del módulo de Itinerario Personal para la Empleabilidad (IPE I), podemos hacer mucho más en cuanto a esos valores humanos considerados como universales.
Sin embargo, estamos en una época difícil donde se ponen en cuestión los datos o cualquier discurso bienintencionado que acaba siendo tildado de buenista o perjudicial para los locales. El desprestigio de los políticos, el hartazgo con los gobernantes o la falta de perspectivas optimistas, son un caldo de cultivo para las actitudes insolidarias o la desinformación interesada que suministran aquellos que siembran la discordia a su favor. Debatir sobre temas de actualidad que nos conciernen tanto como profesionales como ciudadanos, es un buen punto de partida siempre que se haga desde el conocimiento y el uso de fuentes contrastadas. Distinguir las opiniones de los hechos es imprescindible para enseñar esa ética universal que nos representa y protege.
En teoría, la practica totalidad de los ciudadanos y del profesorado estamos de acuerdo en unos valores que apuestan por la no discriminación, la igualdad, la tolerancia o la no violencia. Bien sabemos que, luego, en nuestros actos cotidianos o en las conversaciones intrascendentes salen a la luz otros discursos o comportamientos basados en inexactitudes o en una propaganda malintencionada e ignorante que empañan esos valores. Justo ahora, cuando más se pone en entredicho la acción de las Naciones Unidas y la vigencia de su Declaración Universal de Derechos Humanos, sigue siendo necesario apostar por estos valores comunes desde el ámbito educativo. A los docentes nóveles o a los jóvenes alumnos les quedan lejos las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial y que fueron el origen de ese derecho internacional. ¿Saben que es el Holocausto más allá de alguna película?
Las campañas escolares o los días internacionales acaban pueden acabar fácilmente en saco roto si no se trabajan estos valores de un modo convincente y distinto a esa comunicación institucional que muchos jóvenes estudiantes encuentran postiza. Trabajar datos e información de un modo profundo, sin caer en los lugares comunes que repelen a los chavales, es una tarea complicada pero necesaria para combatir los discursos insolidarios. No caer en discursos paternalistas o aleccionar desde una supuesta superioridad moral o ideológica es también conveniente. La famosa empatía que pregonamos no se desarrolla solo con murales, canciones o vídeos ingeniosos. Conocer de primera mano los informes de las asociaciones que trabajan con inmigrantes o acercarse al testimonio de personas que han sufrido en su vida la desigualdad, la discriminación o las penurias por la intolerancia, son buenos ejemplos que podemos acercar a las aulas. ¡Y la congruencia personal, por supuesto!
No podemos pedir la paz en Oriente Medio y luego no saber ubicar a Palestina. O no saber el porcentaje de inmigrantes que hay en tu localidad y quejarnos de su elevado número. O atribuir delitos a los menores no acompañados sin conocer los datos oficiales que los contabilizan. O protestar por el gasto en servicios sociales y no saber su destino ni importe. No es tan difícil enseñar a los estudiantes a verificar sus fuentes de información; que se localizan principalmente en las redes sociales que utilizan diariamente.
Nos preocupamos ahora por los famosos Resultados de Aprendizaje de nuestros módulos, y, por falta de tiempo o desinterés, dejamos de lado esas otras enseñanzas que también pueden suponer un aprendizaje extra y profundo en el alumnado. Desde los proyectos intermodulares o a través de cualquier unidad de un módulo, podemos invertir tiempo en valores. La geopolítica mundial o la crónica nacional no invitan a ser optimistas; nos hemos insensibilizado ante tanto cayuco hundido, bombardeo o mujer asesinada. Si no espantamos de un modo efectivo la ignorancia y el egocentrismo en las generaciones venideras acabaremos contagiando esa falta de solidaridad y respeto a todos los entornos.
Valores transmitimos (y se transmiten en los centros)... aunque no se expliciten. Incluso a veces son contradictorios los explicitados y los que subyacen en esa "cultura de la organización", en ese curriculum oculto.
ResponderEliminarComo escuché a Miguel Angel Santos Guerra (no sé si la frase es suya), el ruido de lo que somos no deja oír lo que decimos.
Totalmente de acuerdo, Iñaki. Cuesta muchos años trasmitir esa cultura de valores y puede ser muy fácil perderla.
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