EL NUEVO MÓDULO DEL PROYECTO INTERMODULAR

sábado, 31 de agosto de 2024

 


Este curso 2024-2025 comienza a implantarse de manera obligatoria el nuevo sistema de Formación Profesional. Entre uno de los cambios y novedades que se producen en la FP está la introducción de nuevos módulos. Este el caso del módulo troncal "Proyecto intermodular" tanto en los ciclos formativos de grado básico, medio y superior. Un módulo sobre el que existen muchas dudas ante la falta de concreción o (in)formación al respecto. Veamos qué implica este módulo para todos aquellos a los que les corresponda su docencia, sujeta también a las variaciones o enfoque que cada comunidad autónoma ha efectuado. 

 

Si nos atenemos a lo que marca la Ley Orgánica 3/2022 de ordenación e integración de la Formación Profesional, en su artículo 41 señala:

 

El proyecto intermodular tendrá carácter integrador de los conocimientos incorporados en los módulos profesionales que configuran el ciclo formativo, con especial atención a los elementos de búsqueda de información, innovación, investigación aplicada y emprendimiento, vinculados a los resultados de aprendizaje de aquél. Existirá un seguimiento y tutorización individual y colectiva del proyecto, que se desarrollará de forma simultánea al resto de los módulos profesionales a lo largo de la duración del ciclo formativo.

 

Si desgranamos este párrafo, debiéramos centrar la programación de este módulo en cuatro aspectos clave relacionados con los resultados de aprendizaje (RA) de cada ciclo:

 

  1. La búsqueda de información
  2. La innovación
  3. La investigación aplicada
  4. El emprendimiento

 

Es decir, desde este módulo, tenemos la oportunidad de capacitar a nuestros estudiantes en todas aquellas competencias que pueden necesitar profesionalmente a la hora de investigar o innovar con criterio, ya sea como empleado o como trabajador por cuenta propia. Estamos hablando de un módulo que debiera tener una carga horaria de al menos una hora semanal en cada curso de los ciclos, a pesar de que no todas las comunidades autónomas lo hayan contemplado así, que pueden ser aumentadas:

 

En el caso de los ciclos formativos de grado medio y superior, el proyecto intermodular podrá tener carácter anual o bienal, con una duración mínima de 25 horas en cada curso y deberá defenderse ante el equipo docente, al que, en su caso, podrá incorporarse el tutor o tutora de empresa.

 

En el anterior párrafo se señala la opción de configurar anual o bianualmente la duración de este proyecto, así como exige su defensa ante el equipo docente (se entiende que de su curso y ciclo). Intuyo que este módulo es una incorporación del trabajo que lleva haciéndose desde hace años en el País Vasco, donde la incorporación de proyectos y retos (modelo Ethazi) ha llegado a plantear los ciclos formativos desde un trabajo íntegramente a través de retos intermodulares y considerando tanto las competencias técnicas y transversales como las necesidades especificas de su entorno. Por ello, tal vez la inclusión de este otro párrafo en el artículo 41:

 

No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, todo el currículo podrá organizarse en proyectos intermodulares, a través de diferentes metodologías, por decisión del equipo docente, respetando siempre todos los resultados de aprendizaje incluidos en el ciclo formativo.

 

Por ello, plantearse qué podemos hacer con una, dos o tres horas a la semana, a nivel intermodular, requiere un trabajo coordinado que no puede hacerse únicamente desde el profesor/a responsable del módulo. Se entiende que debe haber una programación previa donde al menos se diseñe un reto anual incorporando los distintos RA del resto de módulos y contemplando una presentación de los resultados finales del proyecto/s llevados a cabo ya sea al final de cada curso o solo al final del ciclo. 

 

Todo esto conlleva un conocimiento de las distintas metodologías activas basadas en el aprendizaje colaborativo mediante equipos de trabajo, haciendo uso de nuevas herramientas de evaluación e investigando sobre las necesidades que nuestro entorno productivo puede precisar. Para esto último, además del banco de retos que ofrecen desde la página de Tknika o en esta web personal con recursos sobre ABP en FP, podemos hacer uso de la inteligencia artificial para una primera lluvia de ideas a través de prompts con la ayuda de algún GPT como los de Juan José Haro

 

En cualquier caso y pese a las discrepancias que pueda haber entre comunidades autónomas o centros educativos a la hora de enfocar este módulo, entiendo que el propósito principal es favorecer el trabajo en equipo del profesorado de un modo formal. Probablemente esto no supondrá problema alguno en aquellos claustros habituados a este tipo de proyectos o retos; ahora, pese a las discrepancias habituales o la distinta implicación del profesorado, queda regulada su idoneidad a través de un módulo específico donde todos debemos colaborar de uno u otro modo: aportando criterios de evaluación para desarrollar los RA convenidos, evaluando los proyectos y al alumnado, proponiendo nuevos retos, etc. 

 

Respecto a la evaluación de este módulo, a diferencia del Proyecto Fin de Ciclo existente en los ciclos de grado superior, en principio (según cada comunidad autónoma) se hará una evaluación final de los proyectos al finalizar el segundo curso teniendo en cuenta la calificación del primer curso. Podemos tener en cuenta tanto la defensa realizada ante el equipo docente como los distintos instrumentos de evaluación que considere cada departamento. Otra buena oportunidad para seguir desarrollando la evaluación formativa.

 

Volviendo a los cuatro aspectos clave que considero útiles para ser trabajado a través del modulo del proyecto intermodular, además de los proyectos o retos colaborativos que se programen durante cada curso, propongo los siguientes contenidos y sus respectivos objetivos de aprendizaje que podemos trabajar en el aula (explicaciones, tareas, actividades, lecturas, etc.) durante el horario contemplado para los proyectos (al menos durante las primeras semanas del curso):


  • Ética académica y profesional. Enseñar a los estudiantes los principios éticos fundamentales que deben guiar la investigación, como la honestidad en la recopilación y presentación de datos, la transparencia y la objetividad. Educar sobre la importancia de respetar la propiedad intelectual y las normativas relacionadas con las citas bibliográficas, patentes, derechos de autor y licencias.
  • Fuentes de información. Fomentar habilidades de pensamiento crítico para evaluar fuentes de información, metodologías de investigación y resultados, asegurando que los alumnos puedan distinguir entre fuentes fiables y no fiables. Aprender a hacer búsquedas eficaces y apropiadas con ayuda de buscadores en Internet, fuentes bibliográficas, inteligencia artificial, etc.
  • Trabajo colaborativo en la nube. Aprender a manejar de manera avanzada las distintas herramientas y opciones que ofrecen las aplicaciones que permiten el trabajo colaborativo en la nube (Google Workspace, Office 365, iCloud, etc.) Gestionar las carpetas y archivos personales o compartidos de un modo eficiente y seguro. 
  • Comunicación oral. Mejorar la claridad, fluidez y coherencia en la expresión oral, asegurando que los estudiantes puedan comunicar sus ideas de manera efectiva. Ayudar a los estudiantes a ganar confianza al hablar frente a grupos, reduciendo el miedo escénico y mejorando la presencia escénica. Enseñar la importancia del lenguaje corporal y cómo usarlo para reforzar el mensaje verbal, manteniendo contacto visual y usando gestos apropiados.
  • Creatividad. Estimular la capacidad de generar múltiples ideas y soluciones para un problema, promoviendo la exploración de diversas perspectivas. Enseñar técnicas de resolución de problemas que integren el pensamiento creativo, como el brainstorming o el pensamiento lateral. Desarrollar habilidades para colaborar creativamente con otros, aprovechando la diversidad de ideas y enfoques dentro de un grupo.

 

Crear materiales con estos u otros objetivos (a concretar por los equipos de profesorado) y compartirlos públicamente sería una magnífica oportunidad para desarrollar un módulo que va a requerir de mucha reflexión, consenso y creatividad docente. Además de una necesaria formación y cierto cambio en la mentalidad de trabajo. ¡Ánimo con la tarea!


Foto de Markus Winkler en Unsplash

LECCIONES DE LA IA GENERATIVA PARA UN NUEVO CURSO

jueves, 29 de agosto de 2024

 


 

Después de un siempre corto verano donde seguro que la Inteligencia Artificial (IA) no ha sido la preocupación principal de los docentes parece que va siendo hora de afrontar un nuevo curso donde, además de la movida que va a suponer la implantación de la nueva FP, vamos también a lidiar con esa IA generativa que sigue acaparando titulares tras una sensacionalista irrupción en el mercado educativo. La emoción que nos causa la tecnolofilia, a pesar de las fobias que ahora abundan, nos convierte en presa fácil de la irrupción bien estudiada de los algoritmos en la escena formativa. Ya nos hemos hartado de hablar de ética (para luego no hacer gran cosa en la práctica); y los más longevos del lugar sabemos de la licuidad de las herramientas digitales en la escuela. Nos hemos equivocado demasiadas veces. Y, a la hora de la verdad, ¿para qué necesitamos la IA generativa en el aula?, ¿qué aporta al aprendizaje?, ¿es fiable realmente para un profesional?, o ¿qué hacemos ante un mal uso?


Tras unos últimos meses donde muchos nos hemos formado en el uso de herramientas de IA generativa, todavía seguimos alucinando ante vídeos, imágenes o audios generados de un modo cada vez más real y en menor tiempo, a la par que hemos pretendido desentrañar las virtudes de este tipo de IA o al menos conocer las amenazas que presenta su uso. Y, salvo su uso crítico por parte de ciertos profesionales expertos en tecnología o programación, me atrevo a afirmar que la mayor parte del profesorado ha caído en un manejo frívolo y/o poco crítico de las herramientas de la IA generativa. ¿Qué ganamos generando imágenes de un modo instantáneo o copiando textos convincentes sin tener en cuenta las fuentes y sin una reflexión previa? ¿Tanto importa la fachada si no hay buenos cimientos o si no amueblamos las cabezas previamente?


Ahora tocaría mentar esa manida frase: "la IA es inevitable y no podemos frenar su progreso"; una de una de las muchas excusas (geniales las recopiladas por Albert Sabater) que ponemos para utilizar sin mesura cualquier tecnología en el aula. Para que no me acuse nadie de tecnófobo os recomiendo la herramienta traductora de Google con la que podemos traducir con ayuda de la IA el texto de la imagen anterior al español (solo hace falta descargar la imagen original y luego subirla desde "Explorar archivos"). No lo hace nada mal pese a la interpretación que se pierde con frecuencia. Interesante este artículo para saber cómo funcionan estos modelos lingüísticos (LLM). 


Volviendo a las preguntas que hacíamos sobre el uso educativo de la IA generativa, y a pesar de los pocos meses que llevamos utilizándola a nivel docente, ya comienzan a publicarse estudios que cuestionan su impacto en el aprendizaje ("Generative AI Can Harm Learning") o para qué debiéramos emplearla de un modo educativo. Hacernos las preguntas correctas antes de hacer uso de la IA con los estudiantes o en el diseño de situaciones de aprendizaje debiera ser un paso previo obligado: ¿En qué mejora el aprendizaje? ¿En qué medida supera el desempeño de las actividades profesionales o la productividad (calidad, cantidad, eficiencia) de nuestro sector productivo (familia profesional)? ¿Nos ayuda esta tecnología a perfeccionar las tareas que un estudiante o profesional pueden efectuar sin su implementación?

 

Si solo buscamos mayor velocidad en la obtención de resultados estaremos errando el tiro. Bien sabemos que el aprendizaje implica tiempo, además de la comprensión de conocimiento que deseamos adquirir o transmitir. Hacer programaciones en un santiamén, dar retroalimentación automática a un alumno, diseñar diapositivas vistosas de presentaciones o producir un vídeo llamativo mediante una simple frase, no son los mejores ejemplos de las posibilidades que nos ofrece la IA generativa. Por no mencionar la elevada probabilidad de plagio y la dudosa calidad de los contenidos generados. Es vital recalcar que los datos que entrenan a los LLM (tipo ChatGPT) incluyen inexactitudes y producen resultados falsos; que esta tecnología funciona mediante patrones y que no razona pese a la supuesta plausibilidad de sus productos (leer The Educational Hazards of Generative AI). Ser congruentes con lo que luego predicamos también significa educar. ¿Son solo los alumnos los que van en busca de lo fácil aún a pesar de las posibles deficiencias resultantes?

 

Al nivel docente, además de ser admisible no optar por la IA en la materia que impartimos, nos deberíamos plantear si la tecnología nos puede ayudar en nuestros objetivos y no tratar de encajar con calzador cada nueva herramienta dentro de nuestras programaciones. Por ejemplo, si existen imágenes libres que muestran algún proceso que nos interesa explicar, ¿para qué queremos generarlas perdiendo el tiempo con los prompts? O, si tengo lecturas técnicas fiables, ¿para qué arriesgarme con información dudosa generada con la IA? Si solo buscamos entretenimiento son una buena opción; pero hacer un uso avanzado donde el estudiante coteje resultados y amplíe su comprensión va mucho más allá de los cientos de aplicaciones y usos recomendados bajo versiones limitadas gratuitas o premium.


Evidentemente, como ya hemos experimentado el pasado curso, por mucho que pregonemos para evitar el abuso o el plagio de los materiales generados por IA, bien sabemos que no podemos poner puertas a este prado infinito. Podemos intuir plagios, sin certezas absolutas, y nos colarán tareas llevadas a cabo total o parcialmente por la herramienta de IA de turno. Los estudiantes también acabarán perfeccionando su uso como copistas de IA profesionales. Nos deberíamos plantear desde la escuela, aprovechando la estela de la evaluación formativa, que no es necesario calificar infinidad de tareas sujetas a un fácil plagio; sería más útil, en términos de aprendizaje, poner el acento en los procesos y lo que van a aprender con su realización. Suena bien, aunque supone un cambio relevante en nuestra tradicional procedimiento evaluador. Además, podemos aprovechar la coyuntura para aplicar la practica espaciada, intercalada y la autoevaluación. Pero ojo con evaluar con IA...

 

 

En cualquier caso, podemos diseñar tareas o actividades para adquirir competencias (pensamiento crítico, comprensión lectora, expresión oral, autonomía, habilidades sociales, etc.) que la IA difícilmente facilita. En un mundo futuro donde todavía no sabemos el alcance de la IA, seguimos teniendo la obligación de trabajar la lectura comprensiva de textos (sin caer en los simples resúmenes generados). También es factible usar la IA como herramienta explicativa de conceptos y procedimientos que luego podamos cotejar con materiales veraces; ya que no es sensato utilizarla como un consultor infalible. Al igual que, como antes comentábamos, sería interesante incidir en el aula en aquellas habilidades humanas que difícilmente serán sustituidas por la IA en un entorno profesional (solución de conflictos, empatía, ética, creatividad, etc.) y que son fundamentales para nuestros perfiles.

 

A pesar de todos los riesgos que implica el uso de herramientas de IA generativa tenemos la responsabilidad de conocer su funcionamiento e implicaciones en la enseñanza; debemos aprender de otras experiencias y aplicaciones en el aula de un modo crítico ("La nueva realidad de la educación ante los avances de la inteligencia artificial generativa") sabiendo que la IA generativa requiere de un conocimiento previo y no es una fuente fiable (fundamental la siguiente infografía sobre el uso responsable del ChatGPT del OEIAC) aunque siempre suene muy convincente. Debemos insistir en ello. A nivel profesional nuestros estudiantes seguro acabarán interactuando, de un modo u otro, con algún tipo de IA. También es necesario considerar los riesgos de contravenir la legislación europea sobre IA cuando hacemos uso en la empresa o profesionalmente.

 

OIEAC USO RESPONSABLE DE CHATGPT

 

Seguro que muchos colegas docentes de FP ya están trabajando con aplicaciones de la IA a su campo profesional. Mejorar la calidad de ciertos procesos a través de estas nuevas tecnologías, aún con el riesgo de este tipo de innovaciones, es una tarea delicada que va a requerir mucha experimentación previa. Crear comunidades de aprendizajes dentro de cada familia profesional puede ser una buena idea para desechar y seleccionar aquellas buenas prácticas que redundan tanto en el aprendizaje como en la formación técnica del alumnado. El marketing, la sanidad, el turismo, la hostelería, el diseño, la impresión, la informática, la agricultura, la gestión administrativa, etc. van a necesitar técnicos críticos y competentes con estas tecnologías (tan solo hace falta ver las posibilidades que ofrece Google con Gemini o Microsoft con Copilot. Si nos hemos embarcado en la IA para copiar y pegar sin cordura no hace falta subirse a esta nave. Al menos hasta que se vuelva autorreflexiva... 😅


Foto de George Liapis en Unsplash

QUE VIENE LA NUEVA FP

viernes, 2 de agosto de 2024

 


En estas fechas aún quedan lejos los cambios que se avecinan con el nuevo sistema de FP que arrancará sin prórroga alguna el próximo mes de septiembre. El ambiente que se respira, más que de inquietud, parece de narcolepsia, y esperando que venga lo que sea esté por llegar. ¿Para qué sufrir de antemano? No sé si estamos ante la calma antes de la tormenta o será la tormenta que viene la que precederá a una anhelada calma. 

 

Entiendo que es imposible haber hecho los deberes en cuanto a las nuevas programaciones, los cambios en las cargas horarias, la introducción de nuevos módulos y, sobre todo, coordinar internamente cada ciclo formativo con el sentido que la nueva FP pretende dar a las titulaciones. En teoría, deberíamos centrarnos en actualizar competencias y seleccionar resultados de aprendizaje; y de paso, colaborar con las empresas en ese proceso de dualización desapacible que nos espera. ¿Quién lo tiene todo resuelto? Me temo que no quedará otra que transitar al menos estos dos próximos cursos entre inseguridades y errores. Esperemos que la administración sea algo más ágil y visionaria de lo que hasta ahora ha demostrado. No sé si será mucho pedir. 

 

Algunos habrán hecho parte de sus deberes antes del verano; tal vez como una obligación y trámite pero con escaso convencimiento sobre los cambios que vienen. Como es habitual, la falta de comunicación también entorpece el sentido de unos cambios que en algún momento teníamos que asumir. No ya por salir de la dichosa zona de confort, sino para que la Formación Profesional avance en una mercado laboral competitivo y en una oferta educativa donde se están comenzando a quebrar los antiguos paradigmas por distintas razones: oferta privada creciente, titulaciones universitarias de todo tipo, proliferación de másteres, variedad de certificaciones, nuevos perfiles de alumnos, etc. 

 

Otros tantos, quizás, están todavía hojeando manuales o recomponiendo materiales ante la que parece va a caer. Sabedores todos de que el tren ya nos ha pillado y que, aunque dejemos la sombrilla en casa, el mes de septiembre vendrá seguro con borrasca independientemente del cambio climático. Lo que es seguro es la necesidad de afrontar todos estos cambios y trastornos con la mayor entereza posible y pensando siempre en continuar dando la mejor formación a nuestro alumnado. Es preciso, pese a la falta habitual de recursos, no caer en transformaciones cosméticas que nada aportan y solo buscan contentar a una mayoría. Seguramente, es ahora el momento, pese a que no lleguemos a todo, de replantear programaciones y métodos, aunque sea imposible alcanzar todo el temario o actualizar los contenidos y competencias. A todo no llegamos. Y la IA no tiene la respuesta en esta ocasión.

 

Al menos, el tiempo que nos queda de vacaciones, no lo llenemos de desesperanza, agobio o un estrés anticipado. Es fácil decirlo y escribirlo. Y, a sabiendas de que cada uno tenemos distintas situaciones personales, motivos por los que nos dedicamos a la enseñanza o personalidades diversas, todos sospechamos de la incertidumbre. Seguro que la experiencia acumulada, la colaboración de los compañeros y la intensidad (de todo tipo) que nos dan los alumnos, nos hacen sobrellevar un chaparrón que acabará pasando.


Pasad buen verano.


Foto de Matt Hardy en Unsplash
Con la tecnología de Blogger.

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