PROFESORES DE VACACIONES CON MOTIVOS

domingo, 2 de julio de 2023

 

PROFESORES DE VACACIONES CON MOTIVOS


El final de curso supone el final de una larga espera que es tomada con el alivio consiguiente. Los últimos días suenan a trámites y despedidas disfrazadas ante unas vacaciones que se alargan o acortan a la medida del docente. Habrá quienes desconecten desde el primer día sin querer oír hablar de programaciones ni competencia alguna; luego están los que siguen preocupados por el agotamiento que les ha supuesto un curso más que de nuevo tiende a complicarse por los años acumulados en la mochila; e incluso los hay que todavía no han querido (o podido) cerrar los asuntos que conlleva dejar un próximo curso listo para ser comenzado. 


Parece que con los años los motivos para ejercer la docencia van mudando o llegan a ausentarse con el consecuente desánimo. Los peldaños de la pirámide de Maslow se desfiguran y dejamos de dar importancia al salario que recibimos frente a otras necesidades que sobresalen con el tiempo: horario de trabajo, horas sin docencia, grupo de alumnos, dificultad de la materia, etc. Los logros, el sentido de pertenencia, los afectos, la creatividad, la autonomía... tienden a no ser valorados con la debida justicia. La motivación se transforma o desaparece pese a que cada año los retos son similares y el fin de la educación sigue siendo el mismo: crear libertad, dar posibilidad y hacer pensar (Emilio Lledó). ¿Lo hemos hecho este curso?


No podemos perder de vista estos fines obnubilados por la ajetreada digitalización que nos acompaña o el incordio de las leyes educativas. No importan los desafíos de la inteligencia artificial o la competitividad escolar y profesional creciente; lo realmente importante es seguir queriendo a quien enseñas y lo que enseñas. Sin esa fracción de afectos la enseñanza puede volverse alienante o limitar su ejercicio al de un simple burócrata. Una lástima. Sin embargo, siempre habrá quienes sigan los consejos del tío de Spiderman, sin rehuir la responsabilidad que tenemos en nuestro poder. ¡Qué fortuna la de sus alumnos!

 

Volveremos de las vacaciones, y seguirán los que mantienen una actitud indolora ante el alumnado y el panorama educativo actual; o los que cuentan como condenados los días que restan para su jubilación; junto a aquellos más jóvenes optimistas e ilusionados; y al lado de los que siguen sin perder los motivos para trabajar por cada uno de los alumnos que conocerá el próximo septiembre. Mantener la congruencia y la honestidad con lo que predicamos seguirá siendo un reto para los profesionales escrupulosos, antes y después del verano. Todo resulta más sencillo si entendemos la educación como una actividad donde ofrecemos vida, donde no cabe la vanagloria ni el recelo, donde coges las vacaciones con la satisfacción de haber aportado tu mejor cara. 


Foto de Jeremy Bishop en Unsplash

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