La relevancia que tienen las competencias técnicas y blandas en la formació profesional de los estudiantes está fuera de toda duda. Luego hay otras competencias, por llamarlas de alguna forma, que son igualmente perceptibles y que se manifiestan allí donde ejercemos nuestra labor profesional. Unas destrezas que a menudo damos por sentadas y que son igualmente relevantes. Las he titulado competencias sensibles tanto su importancia como por el especial cuidado que debiéramos tener con ellas.
En cualquier ámbito profesional tenemos siempre recorrido para la mejora; podemos seguir aprendiendo y necesitamos cambiar actitudes y aptitudes a lo largo de nuestra carrera, al igual que otros profesionales deben actualizar habilidades o redirigir su talento a otras áreas. Esa experiencia y aprendizaje permanente es trasladable a unos alumnos que, probablemente, cometerán nuestros mismos errores o no habrán sido formados en esas competencias sensibles antes mencionadas. Algunos preferirán atribuir su adquisición a la educación familiar, otros que son un tema de sentido común e incluso varios argumentarán que escasean como consecuencia de diferencias generacionales o culturales. En el fondo, no creemos necesario explicitar una serie de comportamientos o talantes que nos capacitan y ayudan a mejorar nuestras relaciones laborales. Tal vez, ese módulo en vías de extinción denominado "Relaciones en el entorno laboral", conocido como RET, ya nos ayudaba en la adquisición de las siguientes competencias sensibles que me aventuro a enumerar y que pueden ser expuestas desde cualquier módulo de FP:
- Honestidad. Cumple escrupulosamente con las funciones que debes desempeñar, tanto por el sueldo que recibes a cambio como por responsabilidad personal. La vida no es solo trabajo, pero es una satisfacción personal hacer lo que está en tus manos para que tu empresa crezca.
- Contribución. Saca provecho a tu tiempo de trabajo: el escaqueo o la inasistencia injustificada la pagan los compañeros que deben realizar un esfuerzo adicional o esos clientes que reciben un peor servicio. Aporta.
- Transmisión. Sé de los que transmiten optimismo y buen rollo. Arrímate a los que proponen y quieren mejorar. Sé crítico pero no te instales ni te contagies de una queja continua que amarga el ambiente y el tiempo en el trabajo.
- Constancia. Perservera en tus ocupaciones. No siempre obtendrás el resultado deseado, pero acabarás siendo valorado por tu buen hacer y profesionalidad; aunque no lo creas, ese trabajo constante se acaba notando.
- Flexibilidad. Destaca por tu polivalencia y ofrecimiento. Mantén la mente abierta a los cambios desde la dedicación y no desde las ocurrencias. Da tu punto de vista y defiende tu postura objetivamente, sin acritud ni cerrazón.
- Tolerancia. No te tomes cualquier contratiempo o decisión laboral como algo personal. Discúlpate si es necesario, rectifica si has metido la pata. Eso te honrará. Pregunta a menudo por la opinión de los demás antes de actuar o llevar a cabo alguna tarea que afecte a terceros. Cuenta con los demás.
- Humildad. No lo sabemos todo, ni casi todo. Si empiezas en un empleo muéstrate receptivo, aprende de los que más saben y quieran enseñarte. No eres menos por demostrar desconocimiento ni es necesario alardear de títulos o experiencias. Y recuerda que opinar no significa siempre saber.
- Semblante. Muestra tu mejor cara y haz un esfuerzo por sonreir, pese a que todos no podamos ser la alegría de la huerta. Aunque la procesión se lleva por dentro, la profesionalidad se demuestra aparcando los días malos y endulzando un carácter serio.
- Compañerismo. Muestra predisposición para ayudar a tus compañeros; tanto con aquellos que se incorporan por primera vez y necesitan ser acogidos, como con los que en algún momento necesitarán que les eches una mano.
- Congruencia. Si exiges, sé autoexigente. Si criticas, sé autocrítico. Si demandas, ofrécete. Predica con el ejemplo de la profesionalidad que te gusta contemplar como usuario o colega.
- Agradecimiento. Muéstrate agradecido, no es algo que te rebaje, con aquellos que te ayudan o te han dado una oportunidad profesional. Mantén siempre una puerta abierta aunque cambies de empleo y despídete del mejor modo posible de tus compañeros y superiores.
Puede esto parecer un mundo del trabajo ideal o puedo pecar de buenismo. Sin duda, es un listado donde todos nos podemos ver reflejados, pero que busca la reflexión y la apreciación de unas competencias sensibles que, a mi entender, son valoradas y no siempre abundantes, en el entorno laboral. Apreciar estas competencias también es parte de una buena formación profesional.
Foto de George Pagan III en Unsplash
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