Como no podía ser de otra manera, tras más de dos años sin el habitual congreso internacional de Formación Profesional del País Vasco, hemos vuelto a casa con una mezcla de envidia, asombro y algo de fastidio por la situación educativa y laboral que disfrutan los estudiantes y docentes de FP de esta comunidad. Además de las consabidas elevadas inversiones en recursos humanos, instalaciones y equipamiento técnico, siguen avanzado en la reorganización de los centros a nivel interno (equipos directivos, estructura de los ciclos y sus módulos...) así como en una parte metodológica (ETHAZI) donde el trabajo en equipo del profesorado y los alumnos es parte fundamental de su innovador sistema educativo.
Centros de FP como el Miguel Altuna son el paradigma de un sistema formativo que integra, diría que perfectamente, la formación avanzada de sus alumnos junto a una actualización constante con el fin de mejorar también la formación continua de las empresas de su entorno. Para ello, obviamente, los centros necesitamos unos recursos técnicos a la vanguardia así como docentes en contacto constante con las empresas de su sector profesional con el fin de ofertar formación en competencias valiosas para sus empleados. ¿Están preparados los docentes y los centros de FP para dar esa formación continua a los centros de trabajo? Pasear por este centro es caminar por un espacio que se nos antoja utópico y futurista para la mayoría de mortales de FP.
Asimismo, como se mencionó a lo largo de varias de las ponencias, es indispensable tener en cuenta la transformación digital tanto de los centros educativos como de los empleos actuales y futuros a los que se enfrentarán los estudiantes y técnicos de FP. Una transformación que debe ir enfocada, no solo a la introducción de dispositivos o conectividad, sino también a plantear mejoras y acciones disruptivas en aras de una mayor eficiencia y competitividad gracias a la introducción de nuevas tecnologías.
Interesante la ponencia de Enrique Fernández Macías, coordinador del equipo de empleo y competencias del Joint Research Center, que concluyó destacando la importancia de unas habilidades cognitivas básicas (flexiblidad, resolución, comunicación...) dentro de los entornos de trabajo, que pueden ser incluso más importantes que algunas competencias digitales o técnicas de carácter específico. Habilidades que también podemos trabajar en las aulas y que son útiles a lo largo de una vida laboral que, inevitablemente, nos lleva a estar en formación permanente.
También clarificador el discurso de Andrés Arizcorreta, presidente de CAF, que insistió en la necesidad de adaptación a las distintas habilidades (comunicación, planificación, liderazgo, adaptación...) y conocimientos (machine learning, inteligencia artificial, análisis de datos, ciberseguridad...) que exige una recualificación y actualización constante del empleo y un sector productivo donde la sostenibilidad y la digitalización son ya una prioridad.
Durante el congreso, los distintos ponentes coincidieron también en la importancia de la humanidad como parte de la formación profesional de los estudiantes. Tenemos el reto de sumergirnos en la digitalización sin perder de vista los valores humanos que compartimos y los derechos laborales de los profesionales; todo ello con la vista puesta en ese futuro incierto donde conviviremos permanentemente con la inteligencia artificial. Un futuro, como expuso Jorge Arévalo, donde nos tenemos que enfrentar a la complejidad creciente de la mano de un talento competente preparado a todos los niveles: cultural, tecnológico, científico, técnico y personalmente.
Desde Tknika, con su director Jon Labaka, seguimos aprendiendo sobre la necesidad de trascender las estructuras clásicas de los centros educativos (dirección, jefatura de estudios o departamentos, administración) para incorporar figuras que gestionen y coordinen la innovación en equipos de trabajo y en los centros inteligentes de FP 5.0 que Arévalo nos adelantaba. Una flexibilidad que es hoy imprescindible si queremos avanzar e intentar ese cambio que el futuro de la sociedad nos está planteando. Es preciso permitir la adaptación de los ciclos a las realidad de cada centro, reorganizar los módulos, reprogramar los contenidos y competencias sin perder de vista los objetivos del ciclo y la motivación del profesorado a través de proyectos relevantes apoyados por una Administración donde todos participen.
Nos quedaron claras también las ventajas de la colaboración entre centros y con las empresas a nivel nacional e internacional. La cooperación y la internacionalización son claves para los centros educativos siempre que se contemplen los recursos para que se lleven a cabo. Los Centers of Vocational Excellence, que presentó Joao Santos, son un buen ejemplo de ello.
Nos vamos a casa con ganas de seguir progresando en la Formación Profesional, pero teniendo claro que la flexibilidad que se nos demanda también debe respirarse por parte de una administración educativa donde todos los agentes que intervienen en la FP (centros públicos y privados, empresas y estudiantes) cuenten a la hora de tomar decisiones y se avance a través de medidas tanto presupuestarias como audaces.
Mientras otros sufrimos el presente y la escasez, aquí ya está el futuro de la FP: @Miguel_Altuna La clave: recursos materiales, liberar horario trabajo en equipo, actualización constante... pic.twitter.com/y48WL0Rb4R
— eFePeando (@oscarboluda) November 10, 2021
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