Este tipo de encuentros son siempre interesantes para escuchar a otros actores del mundo empresarial y a organizaciones con proyectos a la vanguardia en una economía 4.0 que demanda la transformación digital en todos los sectores productivos y de servicios. No hace falta recalcar que la digitalización es ya una realidad en la sociedad y que nuestros alumnos de Formación Profesional precisan adquirir una serie de competencias digitales -y no sólo básicas- para insertarse en el mercado laboral y para ayudar al crecimiento de las empresas valencianas.
Desde la Formación Profesional tenemos la obligación -y muchas posibilidades- de lograr un nivel alto de adquisición de competencias digitales, tal y como se viene haciendo desde muchos centros educativos de FP inmersos en una actualización permanente de sus contenidos gracias a la implicación del profesorado. Para ello, además de este tipo de congresos o jornadas, es preciso que la administración educativa plantee una serie de acciones estratégicas que nos permitan estar a la vanguardia acompañando a las empresas -principalmente pymes- en los procesos de modernización.
En mi opinión, todo pasa establecer y acordar con la mayoría de grupos políticos, una política estructural sobre la Formación Profesional que lleve a cabo cambios paulatinos pero significativos en esta etapa educativa tan necesitada de actualizaciones técnicas y formativas. Unos cambios que deben contar con el profesorado y no sólo con agentes políticos y económicos. En el caso de la Comunidad Valenciana podríamos comenzar con ciertas propuestas que contribuyan a la actualización, digitalización y mejora de nuestra oferta formativa profesional:
- Creación de un banco abierto de recursos para cada familia profesional y sus respectivas titulaciones y módulos con material en permanente actualización; desde una labor inicial de curación de contenidos para pasar a incentivar de algún modo al profesorado que publique sus materiales o que se dedique a investigar sobre los mismos. Algo en la línea de un reciente artículo de este blog: "¿Dónde están los recursos de FP?".
- Establecer un centro de investigación en FP, similiar a Tknika en el País Vasco, donde docentes de Formación Profesional se dediquen a investigar y marcar líneas de trabajo (metodologías, tecnología, innovación...) para la red de centros de FP públicos y concertados de nuestra comunidad. Siempre con personal de aula y que temporalmente puedan trabajar en estos proyectos sin abandonar la docencia.
- Incentivos al profesorado implicado en proyectos de mejora de su centro educativo a través de una menor carga lectiva para que puedan llevar a cabo planes estratégicos consensuados con la dirección del centro (por ejemplo: programas Erasmus+, inclusión, eTwinning, Dual, etc.) con resultados medibles y que reviertan en una mejora de la formación del alumno.
- Planificar unas líneas de formación para todo el profesorado de FP donde se estructuren acciones formativas basadas en la experiencia y con una base científica para así evitar cursos a golpe de las modas educativas. Esta formación debería ser bien comunicada a todos los centros y en una web o plataforma única de fácil acceso a todo el cuerpo docente que ayude también a la formación de redes de trabajo y aprendizaje profesional. En la actualidad la página de nuestro centro de formación es muy mejorable: CEFIRE Específico de Formación Profesional en cuanto a los recursos que ofrece como a la comunicación que se realiza.
- Actualización de la tecnología e instalaciones de los centros: equipos informáticos, maquinaria, instrumentos, herramientas, software, redes, aulas, mobiliario, talleres, etc. No podemos ofrecer una formación actualizada si nuestros recursos no lo están y si nuestros alumnos no trabajan en un entorno que ayude a trabajar las competencias que el mercado laboral exige: trabajo por proyectos, habilidades blandas, destrezas digitales...
- Flexibilidad en las titulaciones de grado medio y superior tanto a nivel modular como en la oferta de los centros. La carga horaria y la temporalización de los módulos debiera ser variable en función de las necesidades de empleo en cada zona geográfica, incluyendo la posibilidad de sustituir y añadir algún nuevo módulo también según esas exigencias del mercado. Por otro lado, la oferta formativa de los centros podría ajustarse con mayor rapidez a las diferentes encuestas sobre necesidades de empleo y cualificaciones, de modo que no haya un exceso en algunas titulaciones o ciclos formativos repetidos en centros que debieran diversificar su oferta aún con títulos de la misma familia profesional.
- Conexión con los centros de trabajo. Se debieran articular medidas encaminadas a que el profesorado mantenga su actualización profesional formándose en las empresas u organizaciones de su especialidad. Es vital que el profesorado mantenga un contacto directo y periódico con los centros de trabajo a través de periodos de formación dentro de nuestra jornada laboral durante al menos dos semanas cada dos o tres años.
- Internacionalización. Creación de un departamento público que ayude a la gestión de becas y procesos formativos de alumnos y docentes dentro de las ayudas convocadas a través del programa Erasmus+. Unas ayudas y una formación que suponen un plus relevante para el alumno pero también un considerable tiempo empleado para su gestión. Las experiencias de los alumnos son positivas prácticamente en su totalidad tanto a nivel personal como profesional.
- Cooperación. Establecer marcos, encuentros intercentros o jornadas de profesores específicas para cada familia profesional donde podamos intercambiar experiencias de aprendizaje y recursos para el aula más allá de los libros de texto.
- Exigir formación, en relación a los contenidos modulares, al profesorado en activo en detrimento de las titulaciones exigidas en lengua extranjera que suponen horas y dinero destinados a unas certificaciones (B2 o ahora C1 en inglés, capacitaciones) que poca repercusión tendrán en el aprendizaje de los alumnos de ciclos formativos.
- Planes de fomento de lectura. Articular planes específicos para los centros de FP que promuevan la lectura a través de títulos relevantes para cada ciclo y en función también de los intereses del alumno. La competencia lectora es indispensable en cualquier profesión a la vez que ayudamos a formar personas más críticas.
- Repensar la FP dual de modo que no se convierta en una mera FCT ampliada y donde se impliquen a las grandes empresas y pymes valencianas, tanto en la retribución del alumno como en su formación a través de formadores específicos; incluyendo la posibilidad de la no pérdida de horas lectivas en el centro educativo para no mermar su formación. Estaremos atentos a la investigación sobre la formación dual en una próxima publicación de Javier Vila y Mª José Chisvert: "Luces y sombras de la Formación Profesional Dual en el sistema educativo español" de la editorial Tirant.
Reitero de nuevo la necesidad de contar con los docentes de Formación Profesional para alcanzar un consenso que permita a la FP valenciana avanzar en su transformación y en un prestigio auténtico cara a la sociedad.
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