Sin embargo, en Formación Profesional, es cada vez más habitual realizar otro tipo de evaluación que considera no sólo los conocimientos teóricos valorados a través de un examen, sino también otra serie de competencias personales que son imprescindibles en cualquier buen profesional: puntualidad, esfuerzo, respeto, cortesía, saber trabajar en equipo, constancia, interés... Unas competencias que ya forman parte de las programaciones de los módulos de cada ciclo y que a la hora de calificar numéricamente al alumno (en FP los boletines de evaluación figuran con notas del uno al diez en cada módulo) son tenidas en cuenta. Ver artículo al respecto: "Guía básica metodología FP=2+1".

Porque desde la FP tenemos claro aquello de que la actitud es al menos igual de importante que los conocimientos técnicos e insistimos mucho en esas "habilidades blandas o sociales" -soft skills- que conforman las características de un buen profesional. Unas características que durante su formación en el centro educativo, así como en los centros de trabajo (FCT), deben ser valoradas y trabajadas constantemente a lo largo de cada curso y, preferiblemente, de un modo coordinado entre los diferentes módulos que conforman el ciclo formativo. Estudiar un ciclo formativo se asemeja a una carrera de fondo, donde los esprints pueden ayudar a rascar unos segundos, pero son la constancia y la preparación lo que van a marcar la diferencia en el resultado final.
Por ello, aconsejo a cualquier empresa u organización, departamento de personal y RRHH, que ofrezca empleo y busque un titulado en Formación Profesional, que solicite a sus candidatos el boletín de notas finales de su ciclo formativo. Unas notas que, junto a una entrevista de empleo, seguro que ayudarán a seleccionar al mejor candidato con una mayor fiabilidad. Porque un reclutador, con una sola entrevista, no tiene ninguna garantía de encontrar al candidato adecuado; mientras que el profesorado que ha estado evaluando durante casi dos años a ese mismo alumno, ha podido valorar muchos factores que luego se verán reflejados en una nota final donde un cinco es lo mínimo exigido y un diez conlleva una excelencia profesional. Seguramente, las calificaciones numéricas son a menudo algo subjetivas, y hay poca diferencia entre un seis y un siete, pero, al fin y al cabo, la norma nos exige este tipo de calificación orientada a la obtención de un expediente académico con vistas a estudios superiores o la solicitud de una beca.
Aprovecho también estas líneas para recomendar la bolsa específica de empleo -empleaFP- para titulados en Formación Profesional. Una bolsa donde cualquier empresa puede buscar perfiles profesionales específicos y donde los centros educativos y sus alumnos de ciclos formativos de grado medio o superior, pueden también gestionar sus bolsas de trabajo y enviar sus currículums. Porque las empresas son cada vez más conscientes de que hay determinados puestos de trabajo donde un Técnico o Técnico Superior de Formación Profesional encaja mucho mejor que otro tipo de titulados: "El 30% de las ofertas de empleo son para perfiles de formación profesional".
Felizmente, nuestros alumnos tienen también un buen módulo (asignatura) donde aprenden a orientarse en la búsqueda de empleo y ofrecer sus mejores cualidades profesionales no sólo a través de un curriculum vitae. Para ello tienen el módulo de Formación y Orientación Laboral (FOL).
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