El término marketing chirría a muchas personas, más aún si ligamos marketing a educación, o a vender nuestros centros a esos potenciales -¿mal llamados?- clientes. Para el resto de los mortales, aquellos que no se dedican profesionalmente al mundo educativo, suele resultar muy difícil el decantarse por uno u otro centro educativo cuando existe la posibilidad de selección. En estos casos el marketing de ese centro puede hacer, acertada o desacertadamente, que el alumno o sus padres elijan uno u otro centro educativo.
Saber vender las ventajas o bondades de un centro no es una tarea difícil; más aún si dispones de ciertos recursos y algún especialista entre el personal del centro. Lo realmente complicado es que tu centro sea recordado, que tus profesores sean memorables y que se haya sabido transmitir la pasión por el aprendizaje junto a unos valores humanos. Si lo conseguimos, el marketing educativo pierde mucha de su supuesta trascendencia. Las referencias de terceros o las opiniones de primera mano de un exalumno, son más eficaces para esos futuros "clientes" y los centros educativos que cualquier otra acción comercial.
Con ello no vengo a decir que no sea necesaria una buena página web del centro educativo (actualizada, responsive y con contenidos de interés a las familias y potenciales alumnos), un blog (donde colabore toda la comunidad educativa y se profundice), unas redes sociales (donde transmitir el día a día en el aula o fuera de ella) o una buena atención por parte de los servicios de administración de cada escuela. Más reflexiones y recursos personales al respecto en estos artículos del blog sobre "marketing educativo".
Es innegable que muchas familias y alumnos pueden acabar seleccionando un centro por las imágenes de su web, sus redes sociales, por un anuncio en prensa o porque venden alguna moda educativa del momento que parece ser la panacea del futuro estudiante. Por ello, aunque parezca contradictorio con lo dicho anteriormente, sí que es importante transmitir las experiencias de nuestros alumnos y publicar abiertamente sus comentarios o francas reflexiones.
En cualquier caso, creo que el acento lo debemos poner en la atención al alumno, a sus familias y en una comunicación cercana y considerada. Porque el mejor marketing lo hace un profesor cuando recibe a un padre o una alumna y atiende sus consultas o preocupaciones, o el personal de administración informa con diligencia sobre cualquier circunstancia académica y el jefe de estudios o directora te atienden con prontitud.
En demasiadas ocasiones me he encontrado con responsables del marketing o comunicación que, a la hora de la verdad, no responden a tus mensajes o no cumplen sus propias orientaciones profesionales. Unos descuidos o una indiferencia que conlleva aún mayor desconfianza a los neófitos del marketing. Al fin y al cabo, saber vender, en el sector educativo o en cualquier otra área, pasa por la honestidad y generosidad en las relaciones profesionales que se establecen. La educación prevalece siempre sobre la formación profesional cuando hablamos de relaciones personales.
Además de seguir invirtiendo en marketing y en la imagen del centro, los equipos directivos y el profesorado debiera plantearse: ¿han mantenido o aumentado mis alumnos las ganas de aprender? ¿o han disminuido? Quizás, con esta simple pregunta podríamos medir la satisfacción de nuestros alumnos y sus familias, así como saber si estamos realizando un buena tarea educativa. Luego, ya podemos ponernos a vender...
¿QUÉ MARKETING EDUCATIVO HACEMOS?
domingo, 21 de enero de 2018
Con la tecnología de Blogger.
Para competir con éxito en el futuro que se nos augura es necesario estar altamente cualificado, es decir, disponer de habilidades que los demás no tengan y que, en consecuencia, nos otorguen una ventaja. Por ejemplo, hablar chino mandarín
ResponderEliminaro ser un experto en las tecnologías más avanzadas. Y se entiende que los mejores colegios y universidades son aquellos que proporcionan estas habilidades.
En este momento la calidad de un colegio suele juzgarse por su oferta de idiomas, su dotación tecnológica y las posiciones que ocupa en los distintos palmareses o rankings que se construyen a partir de los resultados que obtienen en las pruebas externas a las que se ve sometido.
http://www.otraspoliticas.com/wp-content/uploads/2014/11/la_escuela_del_siglo_xxi_cece.pdf