Implementar un modelo de trabajo en un centro educativo basado en una sola herramienta puede tener más inconvenientes que ventajas. Basar todo el aprendizaje, así como los recursos didácticos, en una tableta o en un libro de texto no hace más que restringir nuestros métodos de enseñanza.
Al igual que no tiene sentido que el alumno dedique todo su tiempo a leer y trabajar únicamente las actividades del libro de texto, también es un sinsentido que estas mismas lecturas y ejercicios acaben pasadas a un formato digital - en ordenador o tableta - donde la máxima diferencia es el control omnipresente por parte del docente junto a unos vídeos y pasatiempos relacionados con cada materia.
Entiendo que el uso de las tablets Android o iPads pueden ser útiles como una herramienta complementaria siempre que hagamos una curación eficaz de aplicaciones que aporten ese valor añadido deseado: motivación, creatividad, originalidad... Todo ello pese a los inconvenientes y molestias que suponen la configuración de dispositivos, estabilidad de la red, averías... Una buena recopilación y clasificación en: http://proyectoguappis.blogspot.com.es/
Disponer de unas tabletas para el uso compartido de una o varias aulas puede ser conveniente siempre que nos aporte ese valor antes mencionado. Para otros casos nos puede ser útil un simple ordenador personal. Sólo hace falta ver el crecimiento exponencial del modelo Chromebook que nos permite, a un coste comparativamente bajo, la utilización de aplicaciones web siempre que dispongamos, eso sí, de una buena conectividad en nuestro centro. Interesante artículo al respecto: iPads vs. Chromebooks at Work in the Classroom: Which One Wins?
Otra cuestión sería su organización, a través de armarios móviles cargadores de portátiles o tablets, en rincones en el aula, con dispositivos personales del alumno o del centro, compartidos o no con otras aulas, etc. Un sistema que podría extrapolarse a los libros de texto, que también podrían ser compartidos, custodiados en el aula y reutilizables en los siguientes cursos, con el consiguiente ahorro y descanso físico de los alumno. Sólo hace falta ver como trabaja el profesor Jano con diferentes formatos y herramientas.
Obviar el papel y convertirse en un fanático de lo digital no es demasiado sensato en un mundo donde los alumnos tienen acceso fácil a todo tipo de dispositivos. Nuestros alumnos necesitan herramientas que les obliguen a pensar y replantearse soluciones a diferentes escenarios. Precisan saber leer de un modo comprensivo y ser resolutivos a la vez que originales en sus planteamientos. Todo ello se puede hacer combinando textos en papel con otros digitales, a través de aplicaciones informáticas, desde el pupitre o con actividades fuera del aula, individualmente y en grupo; pero entiendo que siempre a través de modelos que compaginen diferentes tipos de experiencias.
La flexibilidad y capacidad de adaptación del alumno a diversos medios y formatos no se conseguirá con modelos que planteen el uso intensivo y exclusivo de una sola herramienta que, a largo plazo y por motivos habitualmente comerciales, acabará siendo sustituida. Afortunadamente, cada vez tenemos más experiencias que nos pueden ayudar a tomar decisiones sobre la conveniencia o no de implantar determinado modelo tecnológico en las aulas. Sólo nos queda utilizar este conocimiento para invertir con más acierto y ahorrarnos mucho tiempo.
photo credit: Apple iPad Air 2 via photopin (license)
¿TABLETS, PORTÁTILES O LIBROS DE TEXTO?
viernes, 1 de abril de 2016
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