Me da la impresión que los "reality shows" han hecho mucho daño a nuestros jóvenes y no tan jóvenes. El ego desmedido, la falta de prudencia o la indisimulada carencia de humildad son algo característico de nuestros zagales; aunque supongo que también de los del siglo pasado (entre los que me encontraba).

Es necesario seguir educando en la empatía, el respeto y la solidaridad adornada de prudencia y discreción. No se trata de ser siempre políticamente correcto, pero sí de no tratar de no ofender al otro con unas palabras que no aportan nada. El tacto a la hora de expresar nuestras opiniones o el comedimiento cuando publicamos algo no van reñidos con la falta de franqueza.
Estamos abocados a entendernos, dialogar o trabajar en equipo con personas que no son de nuestra cuerda. Por ello es indispensable dejar el "yo soy así" de lado y entenderse con los demás evitando los malos rollos o los vanos comentarios. No se trata de callar para luego murmurar, sino expresar con respeto las opiniones personales evitando ofender al otro.
El tacto en las relaciones personales parece hoy día muy subestimado, mientras que los imprudentes y soberbios reciben injustas recompensas. Estamos a tiempo de ponderar de otro modo y valorar más otras actitudes de nuestros alumnos: sensatez, discreción, prudencia... Como siempre, la evaluación está en nuestras manos.
photo credit: White peacock showing off his plumage via photopin (license)
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