En los últimos días están apareciendo propuestas, más o menos sensatas o aplicables, con el fin de mejorar nuestro sistema educativo. Aparte de la muy necesaria vuelta de tuerca de la formación permanente del profesorado, encuentro deseable la creación de la figura del mentor para aquellos docentes que se inician en esta profesión.
En mi caso, seguramente habría ganado unos cuantos años si al inicio de mi ejercicio profesional hubiera encontrado un acompañante que me hubiera abierto los ojos para no seguir perpetuando un modelo educativo basado en las clases magistrales, en el ordeno y mando, en el libro de texto o en una evaluación basada en exámenes escritos.
Si cada joven docente dispusiera de un mentor/a durante su primer año como profesional, nos ahorraríamos un tiempo precioso -y extenso- que muchos profesores necesitan para aprender a hacer las cosas de otro modo. Estar acompañado en el aula, y no comenzar solo ante el peligro, puede ser de gran ayuda a cualquiera que comienza a enseñar a un grupo de niños, adolescentes o jóvenes.
En todos los centros educativos existe siempre buena materia prima: docentes experimentados y que apuestan por el cambio educativo. Son estos docentes los que tienen en sus manos seguir alimentando el cambio a la vez que apoyan a otros nuevos maestros o profesores que se están iniciando en el complejo mundo de la enseñanza. Pretender profesores cercanos, innovadores, creativos, que trabajen en equipo... resultaría más fácil a través de la asimilación junto a un mentor.
No tiene sentido alguno que, tras una oposición o un grado universitario, pese a haber realizado un máster de aptitud pedagógica, una persona se enfrente a la labor docente sin el acompañamiento de un colega que asesore, oriente y guíe su práctica docente. Pese a las prácticas o a los créditos cursados, es una lotería caer en un centro donde un docente novel pueda transformar su modo de enseñanza y aprendizaje de una forma espontánea y razonablemente rápida.
Si realmente buscamos mejorar la educación, necesitamos que los profesionales más jóvenes comiencen apostando desde del primer día por un cambio donde los alumnos deben ser los protagonistas de su aprendizaje a través de metodologías activas y siempre con la mente puesta en la búsqueda de experiencias memorables.
Sería necesario un buen mentor que te enseñe a iniciarte en las redes sociales para ampliar el entorno personal de aprendizaje (PLE), que te recomiende lecturas, que te ayude a conectar con los alumnos, que te haga reflexionar sobre la importancia de esta profesión, que te descubra no sólo algunas herramientas TIC sino otras metodologías, que te inicie a trabajar en equipo con otros compañeros y que te de el empujón necesario para disfrutar de esta profesión única.
photo credit: I'm on the Moon via photopin (license)
UN MENTOR PARA CADA DOCENTE
jueves, 5 de noviembre de 2015
Con la tecnología de Blogger.
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