PROFESORES ESPECTACULARES

domingo, 25 de octubre de 2015
Pese a la intensidad que supone dedicarse a la docencia, con poco tiempo para la reflexión, cuestiones pendientes diarias, alumnos que atender y peleas con los recursos tecnológicos, siempre tenemos a una audiencia expectante día tras día.

Hemos trivializado una circunstancia vital e inherente en la educación presencial: la asistencia permanente de un público que está, en principio, dispuesto a escucharnos durante un tiempo. Un lapso que se puede alargar más o menos, que supondrá una agonía, resultará insignificante o calará en cierto modo en los alumnos.

Tenemos la fortuna de encontrarnos con unos espectadores, obligados en muchos casos por las circunstancias, que son exigentes independientemente del valor de la entrada o la matrícula, que tienen unas expectativas muy diferentes entre sí. Para un artista suele ser complicado llenar un cine, un auditorio o un teatro, pero nosotros tenemos constantemente un espacio -el aula- repleta de personas que diariamente, durante nueve meses, concurren para aprender.

Un público que merece nuestra entrega, una buena preparación y un "espectáculo" que entretenga y resulte a su vez fructuoso. Unos espectadores que cambian cada año y no suelen venir contaminados por una audiencia anterior. Por suerte, cada curso, podemos modificar nuestra función docente y hacernos merecedores de unas ovaciones o entusiasmo que son uno de los sentidos de nuestra labor educadora. Siempre tenemos una segunda oportunidad y un nuevo curso para cambiar. Pero para ello debemos responder y buscar la crítica sin complejos de un alumnado que siempre suele tener la razón.

No podemos devolver las entradas, quitarnos de en medio a algunos espectadores molestos o quejarnos continuamente del escenario. Estamos obligados a disfrutar del show y agradecer la asistencia de un público espectante. Nos debemos a ellos y, pese a guiones desafortunados o productores mejorables, somos los actores principales sobre los que recae el peso de esta obra pedagógica.

Eso sí, tenemos derecho a exigir más tiempo para ensayar, aprender con otros métodos, tener disponibles los mejores medios y dejar las tareas burocráticas para otras instancias. Sea como sea, cada mañana o cada tarde, trataré de (inter)actuar con los mejores espectadores que pudiera soñar.

photo credit: Beware of the olives via photopin (license)

1 comentario:

  1. ¡Magnífica entrada Oscar! Me encanta la metáfora que has utilizado. ¡Enhorabuena! Un abrazo. Nos leemos.

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