La paciencia es una virtud imprescindible en todo docente. En mi caso, por suerte, esta paciencia la he ido cultivando gracias al riego de algunos compañeros y al abono de otros muchos colegas que pululan por las redes. Tengo menos prisa para terminar las cosas, soporto mejor los desafíos de los alumnos o me enfado con menos facilidad ante contratiempos o impertinencias.
Por otro lado, me he vuelto más impaciente en relación al cambio que necesita la educación que queremos. Una educación para nuestros hijos y alumnos en consonancia con unos nuevos tiempos que están revolucionando las formas de aprender y trabajar. Nos tropezamos con reseñas acerca de las inteligencias múltiples en cualquier foro, se habla de creatividad, innovación y emprendimiento hasta en la cola del supermercado. La tecnología con tabletas, pizarras digitales o impresoras 3D parecen nuestra tabla de salvación.
Pero, ¿hay un cambio real en nuestras escuelas? ¿estamos hablando mucho y cambiando poco la práctica cotidiana del aula? ¿no nos pasará lo mismo que con la llegada a las aulas del VHS o del proyector de transparencias? ¿o seguiremos modernizando nuestros powerpoints ad infinitum?
Sigo encontrándome con una mayoría (no silenciosa) que exige deberes rutinarios, se preocupa en demasía por las calificaciones, protesta por la actitud de los más jóvenes, evalúa sólo la memoria y valora únicamente los comportamientos dóciles del alumno. Una mayoría de padres y docentes que parece querer cambiar, pero que terminan arrastrados por las inercias de siempre. Inercias que se agravan con medidas insensatas donde la prioridad es el conocimiento de otro idioma sobre cualquier otra competencia. O donde el deporte pasa a ser considerado un trampolín social o económico para integrar al joven en la manada.
Por ello me muestro impaciente. Impaciente porque no veo el momento donde evolucionemos en nuestras formas de evaluar; donde el tiempo de clase se exprima y disfrute para no seguir memorizando en casa el resto de la jornada. Ansioso por ver más profesores tirándose a la piscina con nuevas prácticas y metodologías, sin miedo a innovar pese a la falta de confort. Sigo inquieto porque van pasando cursos y los más pequeños siguen adquiriendo las mismas inclinaciones donde se estudia para aprobar. Preocupado porque con más pruebas y más alumnos por aula no vamos a poder dar una educación personalizada y ajustada a sus necesidades y cualidades.
Necesitamos comenzar a cambiar YA. La tecnología, Internet, las redes sociales y esos claustros virtuales, repletos de buenas prácticas, pueden impulsar este cambio vital con la ayuda de los equipos directivos y el profesorado de nuestros centros educativos.
A veces la impaciencia da más frutos que los más profundos cálculos. George Bernard Shaw
Óscar,
ResponderEliminarTemps al temps. Són processos. Si has après que cada alumne té el seu ritme, doncs crec que el model educatiu anirà evolucionant.
La meva filla fa 2n del grau de Primària. Ahir m'explicava que van haver d'escoltar una defensa de la classe magistral per part de la que els fa Ordenació Educativa. Es va fer un esquinç al peu a Educació Física. Ha d'anar a les classes amb crosses perquè si no li posen falta. Ha de fer acte de presència a una facultat que no té gaire accessibilitat. Tot són escales!
L'important és ser pacients en la nostra pràctica diària i no ens podem rendir. La gota d'oli s'escampa.
Mare meua... demasiada paciencia me pides. Si desde la facultad de Magisterio andan así, la que nos espera todavía. También creo que estamos evolucionando, pero no sé si nos podemos permitir ir tan lentos. La sociedad avanza mucho más rápido y algunos parecen dinosaurios enfangados que se resisten a evolucionar por unas u otras razones.
ResponderEliminarEn mi práctica soy paciente, tampoco puedo exprimir más mi tiempo. Pero no veo esos mismos deseos y ansias por cambiar la educación de nuestros niños y jóvenes.
Pese a todo, no desespero...
Gracias Jaume por tus palabras.
Totalmente de acuerdo, es necesario un cambio en los procesos de evaluación que valore algo más que los contenidos memorizados, cambios en los items que medimos y en la forma de medir, y con ellos iría un cambio metodológico para adaptarse a los nuevos objetivos que tendría nuestra enseñanza, formar personas y no dispositivos de memoria ... Qué difícil!
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