No es tan difícil tratar de superar las viejas dinámicas heredadas que perpetúan un modo de enseñar y aprender que no ilusiona al alumno. Aquí sale a colación el popular vocablo: "innovación". Un término, muy usado en educación hoy día, que parece abarcar cualquier actividad que conlleve el uso de tecnología. Personalmente, me parece que estamos equivocando el discurso o el enfoque para lograr el deseado cambio en la educación.
En un reciente artículo de Manel Rives, "Replicantes", el autor llama la atención sobre el peligro de tratar de replicar modelos tecnológicos de manera homogénea en las aulas, todo ello sin atender al uso de metodologías activas por parte del profesorado. Porque innovar no consiste únicamente en aplicar las TIC en el aula; innovamos si el alumno forma parte activa de su aprendizaje; en un aula donde el docente es un actor complementario, no el protagonista principal.
Toda la vida han existido profesores innovadores y memorables que nos han deslumbrado con su forma de enseñar. A lo sumo, un profesor o dos se nos han quedado grabados en la retina gracias a esa experiencia satisfactoria, también emocionalmente hablando, que nos produjeron en su día. Hoy día, gracias a los medios que disponemos, técnicos y personales, tenemos más posibilidades de innovar en el aula de un modo u otro.
Hay profesores que nacen con esas cualidades personales que enamoran a sus alumnos. Una forma de enseñar y de ser que permite conectar al docente con sus discentes. Otros muchos, entre los que yo me encuentro, debemos aprender y mejorar en nuestra capacidad pedagógica. Personalmente recomiendo las siguientes pautas para, como afirma Néstor Alonso (@Potachov), no dejar de innovar:
- Leer cada curso algún que otro libro sobre educación o metodologías en el aula; recomiendo esta recopilación a cargo de Rosa Díez (@teacherrose1964) e ideada por Salvador Barrientos (@salvaoret). O, en su defecto, suscribirse a algún blog educativo para mantener la inquietud despierta (ver selección de Jordi Martí - @xarxatic).
- Usar Twitter para conocer las experiencias de otros profesionales de la educación, que innovan, en el sentido más amplio de la palabra, y comparten su trabajo abiertamente. Interesante la siguiente lista de docentes tuiteros de Jordi Adell.
- Reflexionar, improvisar, hacer listas con posibles actividades "diferentes" a lo habitual, salir, comer y charlar más con los compañeros acerca las ideas que nos atrevemos o no a poner en práctica.
- Tomar riesgos en el aula. Proponer dinámicas nuevas y disruptivas. Utilizar más el humor y la ironía. Ante el fracaso, seguir intentándolo con otras actividades o recursos.
- Usar las TIC o TAC para NO hacer lo mismo de siempre. Que lo de siempre sea la menor parte de la jornada escolar. Que las TIC sirvan para investigar, pensar, discutir, crear y buscar soluciones a problemas reales.
- Acudir a algún sarao educativo donde conocer, intercambiar reflexiones o formar redes de colaboración con otros centros educativos. No hay nada más sano que conocer de primera mano la realidad de otras escuelas.
Si pretendemos dejar alguna huella, no nos queda más remedio que intentarlo con ideas propias o tratar de conocer la labor de otros que aún reman contracorriente.
Imagen: Néstor Alonso
y todo por 9,50 € la hora de clase.....perfecto!
ResponderEliminarUna cosa que me gustaría haber practicado más es hacer las clases en la calle. Si son sobre Patrimonio ir al casco histórico, si es sobre Naturaleza ir al campo, etc. Creo que ver lo que se da de forma visual se te queda mejor y además te quitas la rutina de las clases en el edificio.
ResponderEliminarSin duda los profesores deben hacer uso de la tecnología actual, pues muchos de los niños lo hacen desde temprana edad. Esa es la principal razón por la que los métodos de enseñanza de antaño ya no suelen ser tan efectivos en algunos casos.
ResponderEliminarGran artículo.
Saludos Cordiales!