El término "innovación" aparece en cualquier debate, exposición o fórum educativo que se precie. Un término que encuentro algo desfigurado o tergiversado; parece un comodín ante cualquier "nueva" práctica educativa que creemos estar llevando a cabo. Utilizar powerpoints, un blog, una PDI o una tablet no son per se innovación alguna.
Me gustan más otras acepciones del término innovar. Innovación como algo a lo que te atreves sin saber si va a funcionar. Innovación como un proceso de búsqueda para hacer las cosas de un modo totalmente distinto. Innovación como adaptación a tu aula de prácticas educativas de algunos "maestros" que pululan por la red: ¡visita Twitter!. Innovación como transformación que motiva a alumnos y profesores. Innovación que implica riesgo y fracasos. Innovación tanto con TIC como sin ellas. Innovación como una alteración integral del proceso de enseñanza y aprendizaje: la práctica docente, nuestra relación con los alumnos y entre ellos, incluso del entorno físico.
No hay que demonizar prácticas docentes que siguen funcionando, pero si hay que insistir en la necesidad de arriesgarse, probar, inventar, crear, cambiar o revolucionar lo que venimos haciendo por inercia como docentes.
Algunas propuestas "innovadoras" nos pueden parecer de difícil aplicación, pero hay que intentarlo. Podemos seguir con la misma película de siempre, al estilo "Atrapado en el tiempo", o disfrutar con la experiencia que suponen las novedades reales en el aula. Novedades que no vienen sólo dadas por más tecnología sino por un cambio y progreso real de nuestro papel como docentes.
Otro término bastante habitual es el de disrupción. Se habla de pedagogía disruptiva o disrupción en la educación, indicando con ello el conjunto de ideas y prácticas que pueden conducir a un cambio brusco del modelo educativo actual.
ResponderEliminarSobre la premisa de que la innovación tecnológica conduce necesariamente al cambio educativo, se conectan las escuelas a Internet y se llenan de ordenadores, tabletas, pizarras y materiales digitalizados. Paralelamente se crean plataformas de aprendizaje y bancos de recursos digitales, mientras que las grandes empresas de la telefonía o la informática otorgan premios y financian congresos en los que se habla de Educación Disruptiva.
Pero pasan los años y la disrupción no se consigue, posiblemente porque no puede conseguirse reformando lo que ahora se tiene, intentando mejorar un modelo que en esencia se da por bueno. Y se ofrecen como disruptivas las mismas prácticas de siempre, en las que solo cambian la herramienta que se usa o la estrategia que se emplea, pero no se cuestiona el fin que se persigue.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/disrupcion-educativa
Interesante el artículo al que haces referencia! Gracias por comentar.
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