Con el verano aumentan las temperaturas y la oferta de formación dirigida al profesorado. Una oferta muy amplia y difusa, organizada a través de jornadas, universidades estivales, cursos online o a medida, etc. Una oferta difícil de digerir donde muchas veces el profesor/a dedica su tiempo a lo que puede o se le antoja.
Los meses de junio o julio debieran ser intocables para permitir la actualización de los claustros, orientando al profesorado según las necesidades individuales y del modelo de escuela deseado. La formación del profesor suele ser por motu propio, habitualmente sin conexión con la formación de los compañeros o, incluso, siguiendo sólo las modas de turno. Idealmente, los centros educativos programan formación integral para el profesorado teniendo en cuenta las necesidades de los equipos docentes y, sobre todo, según el modelo pedagógico a seguir. Algo cada vez más complicado con los calendarios escolares actuales.
Por suerte, los cursos de antaño sobre ofimática, uso de la pizarra digital y similares, parecen estar de capa caída. Por el contrario, los cursos estrella, son ahora para obtener certificados de inglés; miles de horas del profesorado aplicados a aprender una lengua que difícilmente utilizaran en el aula para comunicarse con los alumnos. Un ejemplo más de la spanish titulitis y del sinsentido de una formación a granel, sin prioridades ni visión de futuro.
Nos llenamos la boca de las competencias que nuestros estudiantes deben tener para el futuro: liderazgo, alfabetización digital, comunicación, inteligencia emocional, emprendedurismo, ciudadanía global, resolución de problemas y trabajo en equipo (ver artículo en www.edudemic.com/). Pero, ¿trabajamos realmente los profesores estas competencias? ¿estamos preparados para formar en ellas a nuestros alumnos? ¿cómo podemos formarnos en ellas? ¿tenemos la base pedagógica y didáctica para afrontar estas competencias?
¿No podríamos acercarnos a estas competencias dedicando un tiempo al trabajo en equipo?¿al uso de herramientas colaborativas? ¿al trabajo por proyectos junto con compañeros y alumnos? ¿o a conocer el uso de Twitter y los blogs como herramientas de enseñanza y aprendizaje? En los tiempos que corren, no actualizarse, sea como sea, significa defraudar a nuestros alumnos.
Si lo tenemos claro, sólo nos hace falta la motivación. Sin motivación, la formación continúa del profesorado pierde sentido. Los alumnos, nuestro principal objetivo, no van a obtener ninguna mejora de un docente que se forma obligado o como trámite. Porque las oportunidades de aprendizaje son hoy más accesibles que nunca; tan sólo hace faltan ganas y una visión clara de hacia donde queremos ir. Formarse para seguir haciendo lo mismo nos sale a todos muy caro; sobre todo al alumno.
photo credit: giulia.forsythe via photopin cc
Muy de acuerdo, Oscar! No debemos olvidar la necesidad de constante actualización y renovación que tenemos como profesionales, más allá de títulos y de certificados de formación. En fin, a ver qúe hacemos este verano... Saludos y felicidades por el post!
ResponderEliminarSaludos Ramón y buen verano actualizados o no! :)
EliminarEstamos hábidos de títulos y los políticos de turno están hábidos de que tengamos títulos... sin políticas de rrhh a medio y largo plazo y sin un plan de dinamización de la enseñanza en FP, desde el inicio las bolsas de trabajo priman que tengamos títulos... = como tú dices "titulitis", para que luego los concursos de traslados sigan primando que tengamos "títulos", pero alguien se ha parado a evaluar si los que más títulos tienen preparan mejor a los alumnos que los que no tienen tantos títulos?, en FP se podría hacer con indicadores... nivel de empleabilidad, eficiencia (económica y social) en la empresa, promoción en el puesto de trabajo, etc... alguno se anima?
ResponderEliminar