Recientemente mis alumnos proyectaron en clase el documental "Consumo: el imperio de los sentidos". En el se analiza la importancia que tienen los cinco sentidos a la hora de provocar emociones y estimular la compra. El llamado neuromarketing.
Reflexionando sobre ello, caigo en la cuenta sobre la escasa importancia que damos a la estimulación sensorial en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El olor del aula, el tacto del mobiliario o material académico, la decoración que vemos en el aula, el sonido ambiente o incluso los sabores, están más que olvidados en nuestro proceso de enseñanza y aprendizaje. Tan sólo en la etapa infantil o en primaria se consideran todos estos elementos.
Y, ¿por qué no hacer más estimulantes nuestras aulas? ¿por qué no poner música o guardar tiempos de silencio durante las clases? ¿por qué no perfumar nuestros apuntes o libros? ¿qué pasa con la decoración del aula, pasillos o la entrada al centro? ¿o con nuestro vestuario? ¿por qué no comer durante alguna actividad del aula?
La mayor dificultad está en la arquitectura de nuestros centros y, sobre todo, en la falta de formación que tenemos a la hora de trabajar sentidos y emociones en las programaciones. Pero, ¿por qué no innovar y trabajar en un ambiente gratificante, amable y que nos deje huella? Pásate por estas aulas del futuro: "Learning spaces of the future". Aunque nos queda algo lejos...
Pocos alumnos recuerdan los contenidos de un examen del curso anterior, pero todos recordamos una buena experiencia. Enseñar y aprender utilizando estos sentidos podría ayudarnos a fijar los contenidos o destrezas que buscamos para nuestros alumnos.
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