Una de las tareas principales del docente es motivar a sus alumnos. Pero no todo está en nuestras manos; el alumno debe responder y ser responsable de su aprendizaje. En una entrada anterior enumeraba unos nuevos deberes y derechos del docente. Unos derechos y deberes que, en el caso de los alumnos, podrían también ser reformulados.
En etapas educativas postobligatorias -Bachillerato, Formación Profesional o Universidad- es cada vez más frecuente encontrarse alumnos con perfiles heterogéneos. Alumnos a los que debemos adaptarnos y ofrecer un aprendizaje flexible, unos valores educativos y una enseñanza que responda al mundo actual y al que está por venir.
El alumno, por otro lado, tiene una serie de derechos que exigir a sus profesores y centros educativos. Unos derechos que tienen su reflejo en los deberes del docente arriba mencionados. Cada alumno tiene derecho a:
- Recibir una enseñanza que le prepare para la vida, tanto personal como profesionalmente. Necesita trabajar contenidos y procedimientos que le ayuden a un saber hacer y saber estar en la sociedad actual.
- Ser valorado como una persona única que reciba una formación y evaluación flexible de acuerdo a sus capacidades, intereses y circunstancias.
- Trabajar en un ambiente democrático, donde sea tenida en cuenta su opinión y tenga la posibilidad de participar en la programación y ejecución del proceso educativo.
- Tener docentes que se preocupen por su aprendizaje, tanto en el plano humano como en el académico.
Pero no podemos olvidar los deberes del alumno. Unos deberes cuya exigencia corresponde al profesorado. Todo alumno debiera:
- Ser responsable de su aprendizaje. Preocuparse no sólo en aprobar o en las calificaciones, sino, principalmente, en aprender.
- Colaborar con compañeros y profesores, siempre desde el respeto y la consideración al trabajo de los demás.
- Ser autocrítico y exigente con uno mismo. Tener sentido de la responsabilidad y no buscar la comparación o competición con los compañeros del aula.
- Valorar el trabajo de sus profesores a nivel profesional, participando para crear un clima de trabajo positivo donde aprender unos de otros, aprovechando la diversidad de profesores y compañeros.
- Ser flexible y saber adaptarse a las circunstancias del momento y a las demandas del profesorado.
Todo cambia muy rápido y la necesidad de adaptación, en el plano humano y profesional, sigue vigente tanto para profesores como alumnos. La educación es un toma y daca donde las exigencias son compartidas por el docente y el discente. Eso sí, procuremos disfrutar mientras aprendemos.
exelente
ResponderEliminarme sirvió para mi tarea!!!