Los exámenes de recuperación de septiembre no tienen mucho sentido. Más aún en Formación Profesional. La experiencia nos muestra que un alumno que durante todo el curso no se ha esforzado y no ha adquirido unas competencias profesionales mínimas, tiene muy complicado superar un módulo o asignatura tres meses después. Si revisamos las estadísticas, el tanto por ciento de alumnos que recuperan un módulo en septiembre es bajísimo.
No abogo por las eliminación de esta segunda convocatoria. Pero si apuesto por un cambio de fechas. Tendría mucho más sentido efectuar las recuperaciones a final de junio o principios de julio. Es una buena opción para el alumno; tendría mucho más frescos sus conocimientos. Y, a los profesores, no nos debe suponer mucho más trabajo la evaluación de unos pocos alumnos en esas fechas. Tendríamos incluso una visión más completa y actualizada del proceso de aprendizaje del alumno.
Está demostrado que durante las vacaciones de verano son pocos los alumnos que se centran en el estudio. Más bien, mal preparan, los últimos días, los exámenes o clásicos trabajos a presentar. O, en otros casos, las recuperaciones amargan las vacaciones familiares o suponen un desembolso adicional en academias o profesores particulares. Asimismo, los profesores dispondríamos de la primera semana de septiembre para otro tipo de actividades -formación o preparación de módulos y materiales-.
Otra cuestión es la conveniencia de realizar otro tipo de pruebas diferentes a los exámenes escritos. Tendemos a evaluar la materia sólo en función de exámenes, pero podríamos pensar en otros tipos de evaluación. Pruebas objetivas que nos permiten saber, de un modo más fiel, si el alumno ha adquirido las competencias exigidas. La memorización de unos contenidos o de unos ejercicios prácticos no debiera ser condición suficiente para superar un módulo.
Pero, ¿qué otro tipo de pruebas podríamos realizar? Podríamos combinar las pruebas escritas (exámenes a desarrollar, tipo test, cuestionarios, etc...) con otras diferentes. Podemos diseñar exposiciones orales, demostraciones de casos prácticos, actividades cronometradas con ayuda de materiales (internet, apuntes, manuales...), entrevistas personales, etc. Pruebas que no sólo evalúen la capacidad memorística del alumno.
Debemos repensar muchos de los procesos heredados en nuestro proceso de enseñanza y evaluación. Muy a menudo calcamos el modelo que hemos "sufrido" como alumnos, que puede ser parcialmente válido, pero debe ser actualizado y mejorado.
No es que lo vea mal, pero no se puede eliminar asi de golpe. en mi instituto ya se ha puesto en marcha esta nueva normativa y es un gran error. sé perfectamente que hay alumnos que directamente no estudian y están destinados desde septiembre del año pasado a repetir, pero luego estamos nosotros alumnos que solemos tener dificultades con ciertas materias y se nos hace muy difícil volver a estudiarlo en julio de rrepente ya que no tenemos tiempo y no estoy al tanto de otros institutos pero ni caso quién suspende en junio debe volver a presenarse con toda la asignatura aunque haya aprobado anteriormente algunas partes, da igual y tenemos que presentarnos con t
ResponderEliminarCon toda la asignatura y eso es un suplicio además que yo que ya estoy en segundo de bachiller a la siguiente semana me tocaría la selectividad. Y vamos que es obvio que el estrés que produce el esturdio puede repercutir bastante en la nota final
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