La formación del profesorado está a menudo guiada por la moda de turno o el capricho de unos pocos. Hace unos años los cursos de ofimática tenían mucho éxito entre los docentes -parece que se ha calmado algo la cosa en este aspecto-. Luego le han seguido cursos sobre el uso de Internet, aplicaciones informáticas especializadas, conflictos en el aula, etc, etc.
Ahora está de moda la enseñanza en inglés de los diferentes módulos o asignaturas. Los nuevos currículos oficiales ya contemplan la necesidad de un profesorado con un nivel B2 del idioma extranjero. Así que ya tenemos una nueva horda de profesores estudiando inglés para conseguir unas acreditaciones -gran negocio para unos- con una validez práctica discutible. Pero bueno, este sería otro tema a tratar. Por no hablar de los tropecientos cursos de diversa índole, subvencionados o a cargo de la Seguridad Social, de dudosa calidad.
La cuestión está en ¿por qué no se asesora o planifica mejor la formación del profesorado? ¿todos debemos saber hablar inglés o programar una aplicación informática? ¿no podríamos distinguir entre unas competencias básicas y otras de especialización para cada profesor?
Sería conveniente una orientación personal, a cada profesor, sobre la formación que le puede resultar más provechosa, necesaria o donde debe especializarse. Cada uno de nosotros tenemos unas carencias y unas fortalezas que debemos aprovechar. Necesitamos una orientación que planifique nuestra carrera docente en función de nuestras características personales. Una formación que debe ser voluntaria, pero que es imprescindible para TODOS los profesores. Más aún en Formación Profesional, donde estamos preparando alumnos para un mundo laboral en constante cambio.
Todos necesitamos una formación sobre metodologías en el aula -una materia fundamental y demasiado olvidada en muchos planes de formación-. O unas competencias digitales o socio-emocionales básicas. Pero, no es necesario que todos demos clase en inglés o utilicemos el Prezi en clase. De otro modo, seguiremos con las mismas prácticas de siempre, modificando algo la forma, pero sin entrar el fondo de la cuestión: mejorar la enseñanza.
¡Qué razón tienes!
ResponderEliminarEstoy convencida de que no eres el único que lo piensa. Pero en la sociedad en la que vivimos, parece que preocupan más las modas, sin tener en cuenta que, cuando caminas por la calle,la moda la marcan las personas que están haciendo ese recorrido.
Totalmente de acuerdo. muchas veces nos dejamos llevar por lo que la tendencia del momento dice que "debemos" saber en lugar de por lo que realmente consideramos que necesitamos o que nos gustaría conocer. Este problema no es exclusivo del profesorado, ocurre en todas las profesiones, pero es aun más grave cuando se trata de docentes que directa o indirectamente están transmitiendo su modelo de formación a los alumnos.
ResponderEliminar¡Gracias por vuestros comentarios! A ver si nuestros gobernantes y dirigentes caen en la cuenta de la importancia de una formación estratégica, sin modas ni experimentos.
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