El profesorado actual, atendiendo a criterios de uso de las TIC, podría ser clasificado, de forma sencilla, en tres tipos:
- Los que reniegan. Profesores que no usan las TIC o lo hacen apenas. Un tipo en vías de extinción por imperativo legal o vergüenza propia.
- Los acostumbrados. Profesores que utilizan habitualmente las TIC tanto en el aula como fuera de ella en su práctica docente. Ven las TIC como una necesidad aunque se encuentren con dificultades a la hora de implementarlas o protesten ocasionalmente.
- Los entusiastas. Profesores que usan diaria e intensivamente las TIC dentro y fuera del aula. Docentes en búsqueda constante de aplicaciones o herramientas que faciliten el aprendizaje.
Por suerte, el debate actual ya no se encuentra en la fase de si las TIC son o no beneficiosas. Los tipos acostumbrados ya son mayoría, más o menos silenciosa, en los claustros. Los que reniegan y los entusiastas son minoría, aunque a veces se hagan notar más...
Lo que si podemos advertir, es cierto mercantilismo a la hora de introducir nuevas herramientas o dispositivos. En la coyuntura económica actual -y que sirva de precedente- debemos apostar por un uso cada vez más eficaz de los medios que tenemos; reciclar y reparar lo que pueda ser de utilidad, utilizar software libre o gratuito. Pero, sobre todo, con los medios disponibles, debemos acostumbrar al alumno a manejarse en distintos entornos, tanto a nivel de hardware como de software.
No hace falta ser un tipo entusiasta para ello o un genio de la informática, tan sólo es cuestión de práctica. Los entusiastas disfrutamos trasteando con las nuevas tecnologías en nuestro tiempo libre. Aunque, como entusiastas, debemos fomentar un espíritu crítico en el uso de las TIC, tratando de no imponer sino convencer de lo inevitable del uso de las TIC en el futuro profesional de nuestros alumnos. Sería conveniente hacerse las siguientes cuestiones: "Preguntas a un profesor del siglo XXI".
No es necesario innovar constantemente o estar a la última moda en tecnología. Pero, sí es imprescindible manejarse con cierta soltura a la hora de conseguir información en Internet o usar determinadas herramientas o dispositivos. La inversión en tiempo es muy costosa, pero el retorno es igualmente elevado para cualquier profesor que estime su profesión.
Sencilla y clara clasificación que, además, puede extrapolarse a otros ámbitos.
ResponderEliminarDesde mi probable ubicación en la segunda categoría creo interesante añadir que podemos valorar el uso de las TIC según como enfoquemos la resolución de los problemas con los que nos encontramos.
Hagamos un símil. Si tenemos que colocar un cuadro en una pared de cemento con su correspondiente alcayata ¿usamos martillo tradicional o taladro?
La opción martillo es, en principio, más fácil: estamos más acostumbrados, requiere menos manejo y, de entrada, comprendemos más facilmente el proceso pues sólo hay que golpear.
Si nos decantamos por el taladro el resultado es mucho mejor, más seguro y fiable aunque requiere algunas cosas: primero tenerlo, también el acceso a la electricidad, algo de pericia en el manejo (mejor probar en una vieja pared antes de hacer el primer agujero), leer las instrucciones, cambiar la broca... en definitiva algo de tiempo, un poco de pericia y ganas de hacer bien las cosas.
Así que nuestro problema no puede ser el taladro. Nuestro problema es hacer el agujero de la mejor manera posible y, en la mayoría de ocasiones, el taladro es mejor (es verdad que no siempre).
Creo que con las TICs sucede algo parecido. En muchas ocasiones pensamos que nos generan problemas y no las enfocamos realmente como herramientas "solucionadoras". Si lo hiciéramos así nuestra experiencia será más positiva a pesar de que no todo sean experiencias gratificadoras y fáciles. Seguro que aparecerán problemas colaterales, cosas inesperadas, pérdidas de tiempos, etc. pero no podemos olvidar que, si verdaderamente nos ayudan a mejorar en nuestra práctica docente(organización, comunicación,evaluación, programación, etc...) deberían despertar nuestro interés
También el uso de la imprenta debió suponer adaptaciones, formación, errores, cambios... pero ayudó a resolver el problema de la difusión de la información.
Así que hagamos agujeros, editemos libros, generemos recursos educativos.. utilizando las mejores herramientas que tengamos a nuestro alcance, sabiendo de antemano que los factores no deseados que implican no deben impedir su uso como solucionadores más que como generadores de problemas.
V.R.
Muy buena comparación la del taladro. Con un sencillo taladro se pueden llevar a cabo mucho trabajo. No hace falta lo último, pero sí leerse las instrucciones, practicar y pensar mucho antes de agujerear.
ResponderEliminarAunque a veces nos carguemos alguna que otra pared. Siempre nos queda la masilla reparadora.
Gracias por comentar de nuevo.