Recientemente leía las palabras de un alto dirigente político que tildaba de "valientes" las medidas en educación de la Comunidad de Madrid. Si consultamos las definiciones de este adjetivo en el diccionario de la RAE, nos encontramos con seis acepciones para la palabra "valiente":
2. Esforzado, animoso y de valor.
3. Eficaz y activo en su línea, física o moralmente.
4. Excelente, primoroso o especial en su línea.
5. Grande y excesivo.
6. Valentón, baladrón.
Y la verdad es que no sabría con cual quedarme para definir la política educativa de ese gobierno regional. ¿Es valiente no cumplir un programa electoral? ¿Es valiente ignorar a los profesionales de la docencia? ¿Es valiente cambiar todo un sistema de Formación Profesional a cuatro meses vista? ¿Es valiente obviar la función social, de tantos años, de los centros de FP concertados? ¿Es valiente incentivar sólo la educación privada?
Más que valiente, creo que me quedo con la sexta acepción. Me quedo con un gobierno "valentón". Un gobierno con medidas insensatas en pro de un liberalismo educativo que algunos creen que es la solución de todos los males. La ciencia económica no es aplicable a todos los sectores. No podemos romper la baraja en cuestiones como la educación o sanidad. Pero sí podemos gestionar bien los recursos actuales con gestores profesionales provenientes del mundo educativo. Gestores que no sean necesariamente de la cuerda del partido de turno. Gestores que junto con los docentes y equipos directivos experimentados apliquen medidas valientes pero sensatas.
No se debe aprovechar la coyuntura actual para implantar jornadas continuas, el cheque escolar, eliminar comedores escolares, obligar a cerrar centros educativos, etc, etc. Todo con la excusa del ahorro.
No se debe aprovechar la coyuntura actual para implantar jornadas continuas, el cheque escolar, eliminar comedores escolares, obligar a cerrar centros educativos, etc, etc. Todo con la excusa del ahorro.
Lo realmente valiente sería apostar por la educación e invertir en ella más que en etapas anteriores. Invertir antes de que sea demasiado tarde y perdamos el tren a un futuro que nos exige personas y profesionales más preparados que nunca.
Gracias por tus comentarios, sensatos y llenos de fuerza.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Oscar, sobre todo en que los gestores educativos no deberían bailar al son de los políticos, lo ideal sería una figura neutral que impidiese los cambios de color en el gobierno afectasen a la educación y otros sectores fundamentales para el desarrollo de las personas.
ResponderEliminarEstos gestores profesionales vendrían a sustituir a esa oleada de gerencialismo que invade el proceso educativo y entorpece, la mayoría de las veces, la relación alumno-profesor.
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