Lamentablemente, hasta que no se derrumba el mundo a nuestro alrededor no pasamos a la acción. La queja permanente debe pasar a la exigencia propia y a extraños. Sobre todo a nosotros mismos. Como educadores debemos exigir esfuerzo a nuestros alumnos, pero más aún ser consecuentes.
Pese a la crisis, percibo a mi alrededor pocas ansias de cambio. Faltan ganas de cambiar la forma de hacer las cosas. Ganas de aprovechar los recursos que tenemos. Falta ser más conscientes de lo que cuestan las cosas. Preocuparse de lo común como hacemos con lo propio. No mirarse tanto el ombligo y pensar más en el colectivo. Pensar en lo que realmente importa.
No podemos seguir perdiendo el tiempo en nimiedades. Nos llenamos la boca de críticas a los gobernantes y en nuestro entorno inmediato no actuamos en consecuencia. No podemos perder de vista nuestros derechos laborales y sociales, pero, menos aún, podemos perder las ganas de cambiar y el compromiso con nuestros alumnos.
Porque tenemos formas de cambiar la realidad que no nos gusta. Pero hay que mojarse. Ser crítico, pero actuar. Ocuparse y preocuparse no para figurar, sino para mejorar nuestro entorno inmediato. Todos tenemos ideas para mejorar en nuestra labor educativa. Sólo hace falta implicarse. Actuar de frente y con buena fe. Aunque implique algún conflicto. Se me ocurren decenas de ideas. Escucho muy buenas propuestas. No podemos seguir acomodados hasta que nos muevan la silla. Cambiemos ya; pues la crisis pasará, antes o después, y habremos desaprovechado esta oportunidad.
Porque la crisis actual es sobre todo una crisis de valores. Alguna culpa y solución tenemos como educadores. Y en la escuela todo empieza.
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Oscar,
ResponderEliminarEm sap greu, però avui discrepo. Patim una crisi econòmica i no pas de valors. Ara bé, coincidaríem acusar el foment de l'individualisme, la competivititat, l'especulació i la usura ens hi ha portat. Potser --i aquí et dono la raó-- els educadors, amb la nostra tasca, hem de contribuir a la regeneració moral de la societat apostant per uns valors que no ens hauríem d'haver allunyat: la cooperació, l'empatia, la solidaritat, etc.
Salutacions,
Gracias Jaume por pasarte de nuevo por aquí. La crisis es económica, pero una de las causas principales ha sido la codicia que se ha fomentado. Creo que debemos educar mucho más en el consumo responsable, en que nuestros alumnos tengan mayor capacidad crítica. En lo que J.Sampedro llama "libertad de pensamiento".
ResponderEliminarSeguramente no habríamos llegado a esta situación si todos fuéramos más conscientes. Aunque suene utópico.
un saludo!