El título de esta entrada surge gracias a la biografía que aparece en el perfil de Ángeles Araguz: "No permitas que te roben las ideas, ¡regálalas!" Surge reflexionando en la cantidad de docentes que hay en España: 493.930 docentes en la educación pública y 188.713 en la privada (ver datos 2012 en el diario El país).
Si nos acercamos a las redes sociales mayoritarias, Facebook, Twitter o LinkedIn, no encontraremos con una muestra muy insignificante de este medio millón largo de docentes. Nos encontramos con una minoría, que, a mi parecer, no refleja la realidad. Una minoría que comparte su trabajo altruistamente en la mayor parte de los casos. Una minoría que enlaza recursos, materiales, ideas y está comprometida por su vocación y su profesión. Una minoría que no se dedica a competir (en el mal sentido de la palabra) sino a compartir.
¿Y qué hace el resto de docentes? ¿esa mayoría silenciosa? Me gusta pensar, que algunos no se encuentran aún cómodos en las redes sociales o están desmotivados. Pero, creo que hay muchos otros que están muy cómodos en sus puestos de trabajo. Que sólo les interesa su universo, su puesto y competir sin transparencia. Supongo que esto es algo inherente a la condición humana. Que se puede trabajar con vocación de servicio y por mejorar nuestra educación. O se puede ver la educación como pasarela, como medio de vida, sin emoción. Incluso algunos consideran la docencia, en determinados niveles educativos, como algo que no está a su nivel. Aspiran a algo "mejor"; de su categoría. Puede que sólo sea un malpensado.
Quizás me estoy volviendo viejo, pero cada vez valoro más ciertas actitudes de verdadera preocupación por el alumno. Por lo que aprende y por lo puede dar de si. Actitudes que admiro de "viejos" compañeros. O quizás, mea culpa, me sofoco demasiado con los alumnos que no "despiertan" y no buscan su autonomía. Me falta mejorar mucho, organizarme mejor. Pero me gusta también, acostarme y despertarme, pensando en cómo trabajar con mis alumnos, en cómo mejorar mi entorno inmediato.
Necesitamos profesores que regalen sus ideas. Profesores que tienen mucho que compartir y que ofrecer a la sociedad actual. Profesores que contagien la ilusión al resto y lideren centros educativos desde la vocación al servicio. Y, aunque es nuestro medio de vida, no podemos sólo centrar nuestro discurso en los derechos que nos recortan, que, por desgracia, cada vez son más. Podemos aprender unos de otros. Si nos dejamos.
Sigamos aprovechando las redes sociales y los blogs para crecer como profesionales y como personas. Aprovechemos la época que vivimos.
Os dejo con esta selección de blogs, recomendados por Jordi Martí (@xarxatic), como idea para regalar a tus compañeros de oficio.
Me ha encantado tu post, yo también pienso mucho en el porqué de la tacañería en nuestro gremio. Creo que es inseguridad pura y dura, y una visión antigua que penaliza el error. También una falta de transparencia, no todo el mundo está dispuesto a trabajar "con las puertas abiertas" de su aula.
ResponderEliminarY muchas gracias por la mención, solo comentar, como poe en mi perfil, que la frase es de Sir Ken Robinson :-)
Gracias a ti Ángeles. Como bien dices, todo cambiaría mucho si en las aulas hubiera cristales transparentes en lugar de tabiques. Aulas donde no refugiarse como dueño y señor.
EliminarAlgo así de futurista: http://www.businessinsider.com/a-group-of-schools-in-sweden-is-abandoning-classrooms-entirely-2012-1#this-is-the-mountain-which-is-the-central-gathering-point-of-the-school-1
¡¡Ojalá!! :)
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EliminarEs curioso porque ayer reflexionaba sobre la necesidad de crecer profesionalmente compartiendo cultura, como expone de Fernando Trujillo (http://sicomor2008.wordpress.com/2013/02/26/1008/) . Tal vez seamos demasiado duros si acusamos a nuestros colegas de tacaños. Tal vez la respuesta la tenemos en frente de nosotros. Me explico.
ResponderEliminarLa causa de nuestra inseguridad profesional se debe a nuestra visión con los alumnos. Si los juzgamos, no nos tiene que sorprende que temamos esta actitud por parte de nuestros compañeros. También sentiremos pavor que nos fiscalicen. Si cuando éramos aprendices –aunque lo eres el resto de tu vida—un sénior se burlaba de tus dudas y te sopetaba: “ha sido siempre así, no lo conviertas en un quebradero de cabeza. No vale la pena” Si concibes tu tarea como magistral, pues te consideras una autoridad, no creo que brille la generosidad en tu labor. Si desconfías de los alumnos, si los consideras unos lerdos que sólo te fastidian la vida, pues no vas a tener ganas de compartir algo, ni que sea un café.
Tal vez el peor lastre es esa soledad que tienes que vencer en el aula. Así pues, sólo hay una solución: cómo eres en el aula, te define como profesional. Si eres generoso con tu alumnado, regalarás ideas tanto dentro como fuera de la clase.
Hoy he marcado como favorito este tuit de @MonicaFuste: “El miedo es solo la percepción de una falta de amor. Podemos cambiar esa percepción mental sintiendo que somos amados en todo momento.” Quizás sea una posible solución. ¿El amor no es la forma de expresar generosidad?
Saludos,
Gràcies Jaume!
Eliminar¡Qué bueno para reflexionar! Estoy totalmente de acuerdo, que si te muestras altivo en el aula, presumiendo de títulos o supuesta sabiduría, no acabas transmitiendo nada. Una actitud altiva que suele reflejarse también fuera de las aulas, donde la generosidad y el "regalo" de ideas también brilla por su ausencia en esos casos.
Y no lo entiendo. Con lo satisfactorio que es tratar de mejorar las cosas, compartiendo recursos, leyendo o escribiendo por ser útil.
En fin, la naturaleza humana. Pero me quedo con los compañeros dispuestos a ayudar, sin buscar nada a cambio, dispuestos a seguir absorbiendo y mejorando la profesión.
Oscar,
ResponderEliminarAunque nos parezca extraño es inseguridad. Ahora bien, tampoco podemos ignorarlos si queremos sacar adelante un proyecto. Tendrás que contar con ellos. Sin renunciar a nuestras utopías (obejctivos o proyectos), hay que persistir y demostrar. Así, tal vez, les ayudamos a transmitir y a agarrarse a la cultura compartida por la que apostamos.
Se pierden momentos mágicos como este o las lecturas de nuestras experiencias. Todavía estoy algo anonadado de la lectura de este post: http://www.luisarroyo.com/2013/02/27/twitter-no-favorece-la-conversacion-sino-el-pandillerismo/
Aprovecho este canal para declarar bien alto: que sí, soy pandillero y me encanta dialogar con otros pandilleros.
Qué bueno ese post de Luis Arroyo. Algo de razón no le falta, pero desde luego, que son muchas las ventajas que le podemos sacar a Twitter. Para mi es un antes y un después. Con sus cosas negativas, como la adicción que crea, pero imprescindible para crecer como persona y profesional.
ResponderEliminarSeguiremos como pandilleros, aunque no sea juvenil... ;)