En la actualidad, pese a estar ya curados de espanto, las redes sociales y las formas de comunicación a través de Internet siguen avanzando y añadiendo nuevas posibilidades. Unas posibilidades que, al igual que la dinamita, tienen aplicaciones muy diferentes. Y eso me parece que ofrece Periscope: una aplicación de fácil uso para comunicar y retransmitir vídeo en directo -streaming- desde un teléfono móvil en cualquier lugar.
Así contado todo parecen ventajas, pero sólo hace falta bajarse la aplicación en el móvil, comenzar a indagar en ella y toparse con multitud de retransmisiones online de jóvenes y adolescentes desde su casa, en la calle o incluso durante los descansos de la escuela. A su vez, puedes leer las interacciones de los usuarios que en ese momento se dedican a saludar o a lanzar improperios al protagonista de la retransmisión. Estamos ante una suerte de gran hermano televisivo donde cualquiera dispone de una cámara para emitir su vida en directo a cualquier lugar del mundo y donde todos pueden meter baza.
El problema radica, aunque que las grabaciones suelen almacenarse un máximo de 24 horas, en los peligros para la identidad digital de aquellos que graban sus vídeos y los emiten en directo o en diferido, así como el rastro que dejan los usuarios que participan en vídeos de cualquier tipo que puedes entrar a visionar a propósito o accidentalmente. No es complicado para cualquier usuario avezado descargarse y guardar uno de estos vídeos ya retransmitido.
Entiendo que no tiene ningún sentido prohibir el uso de este tipo de aplicaciones que, al igual que Whatsapp, Twitter, Instagram, Snapchat o Facebook, son utilizadas principalmente como medios de comunicación, relaciones sociales y entretenimiento. Lo que si urge es educar en el uso de estas aplicaciones. Para ello, como docentes, ya que seguramente no lo harán sus padres, debemos estar al tanto del funcionamiento de las nuevas herramientas que van surgiendo y sensibilizar hacia un uso responsable.
Podemos comenzar poniendo ejemplos de malos usos en la red; no etiquetar imágenes o vídeos con el nombre de otros usuarios, utilizar nicks o apodos en lugar del nombre y apellidos reales, dar a conocer las normas de uso para mayores y menores de edad y, sobre todo, incidir en el necesario respeto a los demás y a uno mismo. Y, de paso, dar a conocer otros usos educativos o profesionales que este tipo de aplicaciones nos permiten: ver guía básica de uso de Periscope y algunas aplicaciones comerciales de Javier Manzaneque.
Incluso, en los centros educativos, podríamos utilizar Periscope para:
- Transmitir cualquier acto público de la escuela y difundirlo por las redes sociales.
- Organizar algún evento en directo donde alumnos u otros usuarios puedan interpelar a un invitado.
- Retransmitir alguna clase magistral o sesión especial.
- Emitir clases para educación a distancia, online o semipresencia o retransmitir clases para alumnos que por cuestiones de salud o distancia no puedan desplazarse al centro.
- Organizar alguna sesión de consultas para nuestros alumnos sobre la materia programada.
- Permitir que los alumnos muestren su trabajo en tiempo real en el aula a un público cerrado (por ejemplo, sólo a familiares) o en abierto.
Insistir en la identidad digital de los más jóvenes debe ser uno de los objetivos principales de los educadores. Cada día es más fácil ir dejando huella en la red; una huella que puede ser imborrable y capaz de alterar tanto negativa como positivamente el futuro de nuestros jóvenes alumnos. Ahora, ya sabes, pégate una vuelta por Periscope y luego me cuentas...
photo credit: scopin via photopin (license)
Hola Oscar:
ResponderEliminarMuchas gracias por la mención del artículo de mi blog.
Magnificas ideas para utilizar Periscope en la educación.
Abrazo y feliz semana
Gracias a ti Javier por tu magnífico blog y recursos que compartes, muy útiles también para estudiantes de Formación Profesional. A tu disposición para cualquier proyecto con gente de FP.
Eliminarun saludo!